Dios creó los cielos y la tierra con Su gran poder

Su poder es grande, suyas son todas las cosas: creador de los cielos y la tierra, del mar y de todo lo que habita allí. Dios es maravilloso y glorioso en todo lo que hace. Cada rincón de la creación, desde lo más vasto del universo hasta los detalles más pequeños de la naturaleza, es un reflejo de su sabiduría infinita y de su poder inagotable. Al contemplar el cielo estrellado, las montañas imponentes o el fluir constante de los ríos, no podemos menos que reconocer que existe un Creador soberano que sostiene todo con la palabra de su poder.

El Señor es dueño de todas las cosas, y cada una fue creada para Él y para que a Él le sirvan. Nada de lo que existe está fuera de su control. Todo fue hecho para mostrar su gloria, y como dice la Escritura: «Y que todo lo que respire, alabe a Jehová». La creación entera está llamada a rendirle adoración, porque no hay criatura que no dependa de Él para existir. Nosotros mismos vivimos, nos movemos y somos en Él, y por esa razón el salmista nos invita constantemente a unirnos al coro eterno de alabanza.

El profeta Jeremías hace mención de la creación de Dios. En medio de una situación difícil para el pueblo, este hombre levantó su voz para reconocer el poderío del Señor. Jeremías glorificaba a Dios por sus obras maravillosas, por su misericordia y por recordarle a su pueblo que para Dios nada es difícil. Aun cuando los caldeos amenazaban con destruir Jerusalén y todo parecía perdido, Jeremías confesaba que el Dios creador de cielos y tierra seguía teniendo el control absoluto de la historia.

El pasaje también nos recuerda que Dios es justo. Así como muestra misericordia a los que le temen, también castiga el pecado y la maldad de aquellos que persisten en la desobediencia. No es un Dios indiferente ante la injusticia, sino que es juez recto que da a cada uno conforme a sus obras. Sin embargo, su justicia nunca anula su misericordia, porque en Cristo Jesús encontramos el equilibrio perfecto: en la cruz se manifestó el castigo por el pecado, pero también el amor más grande que redime al pecador.

Creer en este Dios poderoso significa vivir confiando en que todo lo que existe está en sus manos. Creamos firmemente que todas las cosas son hechas por nuestro Dios y que para Él nada es difícil. Si Él gobierna el universo, también puede sostener nuestra vida diaria. Su poder y su misericordia son inagotables, y su brazo extendido sigue obrando en favor de aquellos que claman a Él con fe. Por eso, no debemos dudar, sino aferrarnos a su Palabra, reconocer su grandeza y descansar en la seguridad de que nada es imposible para nuestro Dios.

El poder y la sabiduría son de Dios
Alabanza por la bondad y el poder de Dios