Nada difícil para Dios

No es un dicho, ni es una adivinanza, cuando decimos que para Dios nada es difícil. Más bien, Su Palabra es inspirada por Él, dada por Él, para que podamos creer en Él todo el tiempo, y para que no haya duda en nuestros corazones. La Biblia no presenta frases vacías, sino verdades eternas que nos muestran al Dios todopoderoso, capaz de hacer lo imposible, de obrar donde el hombre no ve salida y de abrir camino en medio del desierto.

Él es tan real como el aire que respiramos cada día, aunque no podamos verlo con nuestros ojos naturales. Por eso es bueno que tengamos plena confianza en el Señor, porque Él es nuestro Buen Pastor y no falla en las cosas que hace. Así como el pastor guía a sus ovejas a lugares de descanso y protección, así también Dios guía nuestras vidas, cuidándonos en cada paso y mostrándonos que todo está bajo su control.

Recordemos que nada es difícil para nuestro Dios, creador de todo, conocedor de todo, porque Él es dueño de todas las cosas y todo está debajo de Sus pies. Él habló y el universo fue hecho, estableció los límites de los mares, formó a los hombres con sus manos y conoce hasta los cabellos de nuestra cabeza. ¿Cómo dudar entonces de su poder y de su capacidad para resolver aquello que a nosotros nos parece imposible? Lo que para el hombre es insuperable, para Dios es apenas una oportunidad de mostrar Su gloria.

Esta misma palabra resuena en nuestra vida hoy. Muchas veces nos sentimos como Jeremías, rodeados de problemas, viendo amenazas a nuestro alrededor y sin encontrar salida. Pero en esos momentos Dios nos recuerda que nada es imposible para Él. No importa qué tan grande sea la dificultad, Él sigue siendo el Dios de toda carne, el Señor de los cielos y la tierra, el que tiene la última palabra en todo asunto. Lo que para nosotros parece el fin, para Él puede ser el inicio de algo nuevo.

No dudemos del poderío de Dios ni de su ayuda. Él conoce todas las cosas, desde lo más profundo de nuestro corazón hasta los secretos de la creación. Él sabe lo que necesitamos antes de que lo pidamos, y tiene preparado un plan perfecto para cada uno de sus hijos. Confiemos, entonces, en su poder, en su amor y en su fidelidad. Y cuando enfrentemos dificultades, recordemos la voz del Señor que nos dice: “¿Habrá algo que sea difícil para mí?”.

El creyente que vive con esta certeza puede caminar con confianza, sabiendo que el Dios del universo pelea sus batallas, abre puertas donde parece no haber salida y transforma lo imposible en posible. Afirmemos nuestra fe en este Dios todopoderoso y proclamemos con seguridad que para Él nada es difícil. Así, como Jeremías, podremos mantener la esperanza aun en los tiempos más oscuros, confiando en que la victoria siempre estará en las manos de nuestro Señor.

Dios dará poder a su pueblo
Dios nos guarda de nuestros enemigos