Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón

La vida cristiana no siempre es sencilla, ya que enfrentamos pruebas, dificultades y momentos que llegan de manera inesperada. Sin embargo, en medio de esas circunstancias, tenemos la gran seguridad de que no estamos solos. La Biblia nos anima a mantenernos firmes, constantes en la fe y siempre buscando la presencia de Dios, porque solo en Él hallamos refugio verdadero. Este mensaje es de vital importancia, porque nos recuerda que la preparación espiritual es fundamental para atravesar las pruebas de la vida.

Hay momentos que llegan a nuestras vidas de sorpresa, por eso es que debemos estar firmes y recto delante de la presencia de Dios.

Cuando estamos preparados, firmes y orando delante del Señor, estaremos más que seguros, ya que tendremos al Señor que nos guardará y nos sustentará en esos momentos malos. Aunque nuestro cuerpo y nuestro espíritu desfallezcan, Dios estará con nosotros.

Tenemos la palabra de nuestro Señor delante de nosotros que son las que nos instruyen y nos hablan claro de todas las cosas que pueden venir a nuestras vidas, y por eso nos mandan a que estemos preparados y orando a Dios para que nos guíe y nos dé fortaleza en todo nuestro camino.

Por eso veamos qué nos dice el libro de los Salmos:

1 Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro?

2 Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.

Salmos 121:1-2

Evidentemente estas palabras son dichas por un hombre que batalló mucho y que fue elegido desde que estaba pequeño. Fue ungido por Dios para conducir un pueblo, además este hombre pasó mucho para llegar a tomar la posición que tuvo como rey.

Claramente podemos ver las palabras poderosas y alentadoras de David, autor de este salmo. Este hombre se humillaba delante de Dios, derramaba su corazón y oraba a Dios con sinceridad. La ayuda de Dios hacia este hombre llegaba pronto, no tardaba, es bueno que también al igual que David seamos sinceros con Dios, que no sólo cuando necesitemos de su ayuda le hablemos con sinceridad, sino todo el tiempo le demos la gloria y le honremos.

Recuerda que nuestro socorro viene de Aquel que creó los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en él habita.

La importancia de mantenernos firmes

El salmista no habla desde una posición de comodidad, sino desde la experiencia de haber sido perseguido, de enfrentar guerras y de atravesar momentos de gran angustia. Sin embargo, él tenía la convicción de que el Señor era su guardador. Esa misma certeza debe estar presente en cada creyente: aunque los problemas se multipliquen, Dios es quien pelea nuestras batallas. Mantenernos firmes implica orar constantemente, buscar su Palabra y vivir bajo obediencia a su voluntad.

Orar con sinceridad en todo tiempo

La oración es un arma poderosa en la vida del creyente. No se trata únicamente de buscar a Dios en los momentos de dificultad, sino de mantener una comunicación continua con Él. David, a pesar de ser rey, no dejó de depender de Dios en cada situación. Así también nosotros debemos presentarnos delante de nuestro Señor con humildad y sinceridad, reconociendo que sin Él nada podemos hacer. La sinceridad en la oración abre las puertas del cielo y fortalece nuestro espíritu.

Recordar de dónde viene nuestra ayuda

En medio de los problemas, muchas veces intentamos encontrar ayuda en las personas o en nuestras propias fuerzas. Sin embargo, el salmista nos recuerda que el verdadero socorro viene de Jehová, el Creador de todo lo que existe. Esto nos da seguridad, porque aquel que hizo los cielos y la tierra también tiene poder para guardar nuestra vida y librarnos de todo mal. Cuando comprendemos esta verdad, nuestra confianza se fortalece y aprendemos a descansar en el Señor.

Conclusión

El mensaje del Salmo 121 nos invita a mirar más allá de nuestras circunstancias y a confiar plenamente en Dios. Tal como David levantaba sus ojos a los montes buscando ayuda, nosotros también debemos levantar nuestros ojos al cielo, sabiendo que de allí viene nuestra fortaleza. No importa lo inesperado de las pruebas ni la magnitud de las dificultades, nuestro Señor siempre estará con nosotros. Por eso, vivamos cada día en oración, con fe, obediencia y gratitud, seguros de que el socorro que necesitamos proviene de Jehová, el creador de todo lo que existe.

Diga el débil: Fuerte soy
El autor de la salvación