El Señor levanta al caído

Nosotros servimos a un Dios que nos extiende Su mano en nuestros peores momentos. Cuando caemos, es Él que nos sostiene. El Señor es Aquel que levanta a los oprimidos, pues así mismo lo dice la Biblia:

Sostiene Jehová a todos los que caen,
Y levanta a todos los oprimidos.

Salmos 145:14

Las manos de nuestro Dios siempre estarán ahí para levantarnos, sanarnos, proveernos y restaurarnos. En nuestros momentos de escasez sentiremos su mano amiga sobre nosotros para restaurar, para proveer, para los necesitados.

Esa mano amiga nos da nueva vida por el amor del Padre con nosotros, que en medio del llanto y el dolor nos rescata, nos levanta, nos transforma y nos salva. Por eso debemos poner nuestra mirada en Él, pues es nuestro pronto auxilio en medio de la tribulación, es quien nos ayuda y nos socorre.

Cercano está Jehová a todos los que le invocan,
A todos los que le invocan de veras.

Salmo 145:18

Si tú le invocas, Él no estará lejos, pero si le invocas de corazón. Dios no desampara a sus hijos, siempre está ahí para ayudarlos. Es por eso que te exhortamos a buscar su rostro mientras pueda ser hallado.

Por todo eso búscalo de corazón y humíllate ante su presencia. Es nuestra oración que procures la mano de nuestro Dios, para que pueda estar extendida hacia ti para levantarte cuando más lo necesites.

La ayuda de Dios en tiempos de dificultad

La vida está llena de momentos en los que sentimos que ya no podemos más, que nuestras fuerzas se han agotado. Sin embargo, es precisamente ahí cuando Dios se manifiesta con poder, levantando a los caídos y dándonos una nueva oportunidad. La Biblia nos recuerda que Dios no se olvida de los suyos y que, aunque parezca que todo está perdido, Él sigue teniendo el control.

Cuando enfrentamos pruebas, podemos ver la fidelidad del Señor de manera más clara. Su mano poderosa no solo nos sostiene, sino que también nos guía para no perder el rumbo en medio de la adversidad. Cada proceso difícil se convierte en una oportunidad para experimentar su gracia y misericordia.

Un Dios cercano a los que claman

El salmista afirma que Jehová está cercano a todos los que le invocan de veras. Esta es una promesa poderosa, porque nos asegura que no importa cuán grande sea la dificultad, si clamamos con sinceridad, Él nos escucha. El Señor no ignora las lágrimas de sus hijos, más bien las recoge y responde en el tiempo oportuno.

Muchas veces creemos que nuestras oraciones no son escuchadas porque no vemos respuestas inmediatas. Sin embargo, Dios obra de maneras que no siempre entendemos, y aunque no lo notemos al instante, Él está trabajando en favor nuestro. La cercanía de Dios es real y palpable cuando nos rendimos a Él con un corazón sincero.

La restauración de los oprimidos

El versículo de los Salmos nos enseña que Dios levanta a los oprimidos. Esto incluye a aquellos que han sido heridos emocionalmente, que sufren persecución, que enfrentan injusticias o que llevan cargas pesadas en su interior. El Señor no es indiferente al sufrimiento humano; su mano está extendida para dar alivio y esperanza.

La restauración divina no solo sana nuestras heridas visibles, sino también aquellas que nadie más conoce. Dios se encarga de levantar lo que el mundo ha despreciado y dar un propósito renovado a quienes sienten que ya no tienen valor. En Cristo encontramos un refugio seguro y un lugar donde podemos descansar nuestras cargas.

Conclusión

Servimos a un Dios que sostiene, levanta y restaura. La Biblia nos asegura que Él está cercano a los que le buscan con sinceridad, y que nunca abandona a quienes ponen su confianza en Él. No importa cuál sea la dificultad, la soledad o la opresión, su mano siempre estará extendida para darnos aliento y fortaleza.

Por eso, en lugar de rendirnos ante la desesperanza, debemos acudir al Señor con fe, confiando en que su amor y misericordia nunca fallan. Si hoy sientes que has caído o que la carga es demasiado pesada, recuerda que Dios está dispuesto a levantarte y a darte nuevas fuerzas para seguir adelante. Él es fiel, y en sus manos siempre encontrarás descanso y vida abundante.

Jesús: Mi mano amiga
Confía en Dios