No lo puedo callar

Cuando el Maestro pasaba por las ciudades siempre aparecían personas que estaban necesitadas de un milagro del Señor, unos necesitaban la vista, otros eran cojos, venían endemoniados, leprosos, también recordamos la mujer que padecía dese hace 12 años un flujo y fue sanada.

Frecuentemente, cuando el Señor realizaba un milagro, le pedía a la persona sanada que no le contase a nadie, pero imagina el tiempo que estas personas duraban para ver este maravilloso milagro, es difícil después de haber recibido tal milagro, no contarlo a los demás, debido al gran regocijo que se puede sentir al ser sano luego de tanto tiempo.

Estos hechos pasaban en cada una de las ciudades que Jesús visitaba, Él se encontraba con ellos a su paso, vemos el ejemplo cuando Jesús pasó a la otra ciudad donde allí se encontró al endemoniado gadareno, este hombre tenía ya mucho tiempo en esta condición, pero un día llegó su milagro, fue sanado por Jesús, el cual le pidió que se fuera a casa y diera el testimonio de que el Padre tuvo misericordia de él. Este hombre hizo así y contó a todos lo que Jesús había hecho con él.

Entonces les tocó los ojos,

diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.

Mateo 9:29

A veces en nuestro alrededor tenemos personas que desde su nacimiento son ciegos, otros cojos, sordos, mudos, que en toda su vida no han podido tener un milagro. Pero también tenemos a otras que esas enfermedades le han tomado por sorpresa y que también en un determinado momento han sido sanadas por Dios.

Y los ojos de ellos fueron abiertos.

Y Jesús les encargó rigurosamente,

diciendo: Mirad que nadie lo sepa.

Mateo 9:30

Había momentos en los cuales Jesús les decía a personas que tenían algún tipo de padecimiento que el sanaba y luego le decía que no contara a nadie, una cosa pasaba, y era que había personas que no creían el milagro que Jesús hacía. Ellos eran espectadores.

Pero salidos ellos,

divulgaron la fama de él por toda aquella tierra.

Mateo 9:31

Esto pasó debido a que todas las personas que recibían un milagro lo divulgaban con sus amigos, familiares entre otros. En verdad este hecho de que le conociera mucha gente no le hacía daño, Él aprovechaba para dar sus sermones y que las personas aprendieran de evangelio, ya que venían de todas las ciudades, a ser sanados y a escuchar la poderosa palabra del Maestro.

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Jesús, causa de división
Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias
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