Cómo tener vida eterna

La vida eterna la podemos tener de una forma, y ¿cuál es esa forma? Convirtiéndonos a Cristo y dejando todo lo que no es del agrado de Dios, siguiendo sus mandamientos y cumpliéndolos por encima de cualquier obstáculo.

Jesús le dijo: Yo soy el camino,
y la verdad, y la vida;
nadie viene al Padre, sino por mí.
Juan 14:6

Cuando dejamos todo atrás y nos aferramos a la fe que está en el Señor, todas las cosas serán hechas nuevas porque dejamos atrás todo lo que nos impedía seguir al Señor. Todo aquel que viene a Cristo pasa de muerte a vida.

Porque así lo dice su santa palabra, que Él es el camino, la verdad y la vida, pero si le negamos no tendremos nada, porque no hay otro en el cual podamos confiar y ser salvos, Él es nuestra salvación y en Él debemos confiar cada día.

De cierto, de cierto os digo:
El que oye mi palabra, y cree al que me envió,
tiene vida eterna; y no vendrá a condenación,
mas ha pasado de muerte a vida.
Juan 5:24

Así como creemos también debemos confiar en el Señor, Él es nuestro ayudador y fortaleza, es bueno que cada día creamos a su palabra, así como este hombre llamado Juan nos aconsejaba a que busquemos de Dios, que creamos solo a Él porque si creemos en Él tendremos vida eterna, y no vendrá condenación a nosotros, y esta es la razón por lo cual debemos buscar de Él, porque si hacemos esto pasaremos de muerte a vida.

De cierto, de cierto os digo:
Viene la hora, y ahora es,
cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios;
y los que la oyeren vivirán.
Juan 5:25

No ignoremos estas palabras, sino que debemos creer en la promesa del Señor, porque Él promete y Él cumple, recuerda Él es la vida eterna, no desmayes porque el día del Señor en tu vida llegará, donde su voz escucharás y te levantarás de entre los muertos.

La promesa de la vida eterna

Hablar de vida eterna es hablar de la mayor esperanza que un ser humano puede tener. No se trata solo de vivir muchos años en la tierra, sino de disfrutar de la presencia de Dios por siempre. Esto es un regalo que no se compra ni se obtiene por méritos propios, sino que viene únicamente a través de Jesucristo. Cuando Él dice que es el camino, la verdad y la vida, nos recuerda que fuera de Él no hay dirección, no hay verdad absoluta ni mucho menos vida que trascienda la muerte.

Muchas personas buscan la eternidad en la fama, en el dinero, en la ciencia o en filosofías humanas, pero todas estas cosas tienen un límite. Solo Cristo ofrece la seguridad de que, aunque este cuerpo muera, nuestra alma vivirá para siempre en la gloria de Dios. Esa certeza es la que debe movernos a vivir en santidad, apartándonos de lo que desagrada al Señor.

El llamado a creer y obedecer

Jesús no solamente nos invita a creer, sino también a obedecer sus mandamientos. Creer sin obediencia es una fe muerta, pero creer y obedecer produce frutos de justicia. Es por eso que debemos examinar nuestras vidas y preguntarnos si realmente estamos caminando en la fe que Él demanda. La vida eterna no es una teoría, es una realidad que se refleja en la forma en que vivimos cada día.

El apóstol Juan enfatiza que quien oye la Palabra de Dios y la pone por obra tiene vida eterna y no vendrá a condenación. Esta promesa debe llenarnos de paz, porque en un mundo lleno de incertidumbre, el creyente tiene la seguridad de una esperanza que no se acaba. Saber que hemos pasado de muerte a vida nos da fuerzas para perseverar en medio de pruebas y dificultades.

Aplicación a nuestra vida diaria

Confiar en Cristo significa aprender a soltar el pasado, perdonar, ser transformados y caminar bajo la luz de la Palabra. Significa también depender de Dios en medio de los problemas, recordando que nuestra ciudadanía no es de este mundo, sino del reino de los cielos. Cada decisión que tomamos, cada palabra que hablamos y cada acción que hacemos debe estar alineada a esa verdad: que somos herederos de la vida eterna en Cristo Jesús.

Cuando comprendemos esta verdad, nuestra manera de vivir cambia. La desesperanza se transforma en fe, la tristeza en gozo, y la debilidad en fortaleza. El evangelio no es solo para el futuro, sino también para el presente. La vida eterna empieza en el momento en que aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, porque desde allí caminamos en novedad de vida y ya no estamos bajo condenación.

Conclusión

Amado lector, la vida eterna es un regalo incomparable que Dios ha puesto al alcance de todo aquel que cree en su Hijo Jesucristo. No lo rechaces, no lo pospongas. Hoy es el día de salvación, hoy puedes pasar de muerte a vida, de oscuridad a luz, de condenación a libertad. Aférrate a Cristo, porque Él es la única garantía de que un día estarás en la presencia del Padre por toda la eternidad. Esta promesa es real, y está disponible para ti si decides creer y obedecer a Aquel que dio su vida en la cruz para darte vida eterna.

Dios es poderoso para darnos más de lo que pedimos
He aquí yo vengo pronto