No estamos solos. Dios está con nosotros como poderoso gigante, Él nos bendecirá cuando menos lo esperemos, no estaremos desnudos, porque Dios es nuestro sustento.
Es bueno que cada día estemos confiados en el Señor, servirle con todos nuestros corazones, que las necesidades no nos aparten del Todopoderoso, sino que cuando estemos viviendo un momento de escasez nos acerquemos más a Dios.
Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
Con todo, Jehová me recogerá.Salmos 27:10
Esta es una gran verdad, el Señor siempre está presto para ayudarnos, Él nunca rechazará al humilde de corazón, aunque tu padre y tu madre te rechacen, Dios con todo te recogerá porque Él es misericordioso, es bondadoso, y es un Dios de amor que hace justicia.
David era un hombre que a pesar de las pruebas y batallas que pasaba Dios le ayudaba, Él no le dejaba solo, por eso este hombre confiaba plenamente en el Señor.
Este hombre estaba tan confiado en el Señor, que sus fuerzas no provenían de sí mismo sino de Dios. Vencía leones, incluso podemos ver la victoria que Dios le dio cuando derribó a Goliat en el nombre del Señor.
Enséñame, oh Jehová, tu camino,
Y guíame por senda de rectitud
A causa de mis enemigos.Salmos 27:11
El Señor es nuestro guía, solo Él sabe el camino que podemos caminar, por eso debemos pedirle al Señor que nos ayude, que nos fortalezca, que, aunque padre y madre, amigos, hermanos, hasta en el lugar donde estemos laborando nos despidan, Dios no nos dejará solos, Él siempre nos tomará de las manos y caminaremos con Él.
Creamos en Él, depositemos todo lo que somos delante del Señor, porque solo Dios nos puede ayudar, y que nada nos pueda apagar el amor que Dios ha puesto en cada uno de nuestros corazones. Dios está contigo no lo dudes, solo cree.
La Palabra de Dios nos recuerda constantemente que no debemos temer ni desmayar, porque la presencia del Señor es suficiente para darnos paz en medio de la tormenta. A lo largo de la Biblia encontramos múltiples testimonios de hombres y mujeres que enfrentaron situaciones imposibles, pero al confiar en Dios fueron levantados y sostenidos por Su mano poderosa.
Uno de los grandes ejemplos lo encontramos en José, quien fue vendido por sus hermanos, calumniado injustamente y olvidado en prisión. Sin embargo, Dios nunca lo dejó solo, y en el momento oportuno lo levantó como gobernador de Egipto. Esta historia nos enseña que aunque las personas nos den la espalda, Dios jamás se olvida de sus hijos.
También podemos recordar al profeta Elías, quien en momentos de soledad clamó a Dios y recibió alimento milagroso en el desierto. Este pasaje bíblico muestra cómo, aun en medio del abandono y del cansancio, Dios se manifiesta como proveedor fiel y como compañía segura.
La vida cristiana no significa ausencia de problemas, pero sí la certeza de que en medio de ellos el Señor está con nosotros. La confianza en Dios se convierte en un ancla firme que nos permite seguir adelante cuando las fuerzas humanas se agotan. No importa cuán oscura parezca la noche, la luz de Cristo siempre alumbra nuestro camino.
Hoy más que nunca debemos afirmar en nuestro corazón que el Señor es nuestro refugio y fortaleza. Los tiempos difíciles nos pueden llevar a sentir soledad, pero la fe nos recuerda que Dios está presente en cada detalle. Basta con abrir nuestro corazón en oración para experimentar Su paz que sobrepasa todo entendimiento.
Así como David, José y Elías confiaron en el Señor, nosotros también estamos llamados a mantener nuestra fe firme. La fidelidad de Dios es eterna, y quienes se refugian en Él jamás serán avergonzados. Por eso, en cada circunstancia, declaremos con seguridad: “No estoy solo, Dios está conmigo como poderoso gigante”.