Confío en Dios, no temeré

La confianza en Dios es la que nos ayuda cada día a seguir en pie, confiando plenamente en Él, en que Él, nos cuidará y nos protegerá en todo momento. Él será nuestro escudo y fortaleza.

No debemos temer a nada, porque Dios está con nosotros todo el tiempo, Él nos rodea en todo momento, sus ojos están puestos sobre sus hijos y también sobre todo aquel que hace iniquidad.

El Salmista David en sus momentos críticos y de prueba buscaba al Señor con todo su corazón, él no tenía temor de nada que le hiciera el frente, y esto era debido a que Dios estaba con él, es por eso que debemos tener nuestra confianza en el Señor de los ejércitos.

En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?

Salmos 56:11

Si Dios está con nosotros, entonces porque debemos temer. Él es nuestro sustento, como dijo el Salmista en el Salmo 23:

Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

Aunque andemos por un lugar oscuro, no tengamos temor de nada porque el Señor será nuestro guía, nos ayudará y nos alumbrará mientras caminemos, y es por esta razón que debemos confiar en Él y no tener temor de nada.

Sobre mí, oh Dios, están tus votos;
Te tributaré alabanzas.

Salmos 56:11

Cada día debemos glorificar a Dios, por sus maravillas, por sus bondades para con cada uno de sus hijos, por su grande misericordia, solo el Señor nos puede librar de los malos y de lo que ellos quieren hacerle a los hijos de Dios.

Es importante que no tengamos temor, sino que confiemos plenamente en el Señor, y creamos que Él nos ayudará, nos fortalecerá en los momentos más difíciles de nuestras vidas. Solo confía en Él, no dudes que Dios te ayudará ni tengas temor, porque Él será tu defensa.

Confiar en Dios no significa que no pasaremos por pruebas, sino que en medio de ellas tendremos la certeza de que Él tiene el control. Muchas veces los problemas intentan debilitarnos, pero ahí es donde nuestra fe se vuelve más fuerte, porque nos recordamos que Dios no abandona a sus hijos. Tal como David enfrentó gigantes y ejércitos, nosotros también enfrentamos situaciones que parecen imposibles, pero con Dios a nuestro lado todo se vuelve posible.

Cuando depositamos toda nuestra confianza en el Señor, nuestra perspectiva cambia. Ya no vemos las dificultades como un obstáculo, sino como una oportunidad para ver la mano de Dios obrando. El temor se disipa y nace la seguridad de que nada nos puede destruir si permanecemos bajo su cuidado. Confiar en Dios es también reconocer que sus planes son más altos que los nuestros y que, aunque no entendamos todo lo que sucede, Él está obrando a favor de quienes le aman.

La Biblia nos enseña que aquellos que confían en el Señor serán como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre. Esa es la confianza que debemos cultivar: una fe firme, inquebrantable y constante. De esta manera, nuestro corazón no será movido por el miedo, la ansiedad o las malas noticias, porque sabemos que nuestro futuro está asegurado en las manos de Dios.

Además, confiar en Dios nos invita a descansar en Él. Muchas veces cargamos con preocupaciones innecesarias, cuando el Señor nos dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Ese descanso solo se encuentra en la confianza plena de que Dios cuidará de nosotros, de nuestras familias y de todo lo que está en nuestras manos.

En conclusión, la confianza en Dios es la base de una vida plena y segura. No se trata de vivir sin problemas, sino de vivir con la seguridad de que nunca estaremos solos. Por eso, cuando sientas temor, recuerda que Dios es tu escudo, tu refugio y tu fortaleza. Entrégale tus cargas, confía en sus promesas y alaba su nombre en todo tiempo. Así experimentarás paz, fortaleza y esperanza en cada etapa de tu vida.

El Señor nos protege
Amado por mi Padre