Cuando estamos en Cristo nos damos cuenta de todas las ventajas que poseemos al servir al Señor, en el sentido que no estamos caminando solos, que contamos con la poderosa mano de Dios que nos guía en cada proceso y momento de nuestras vidas.
Para cada problema siempre hay una salida, y es que en medio del problema Dios camina de nuestro lado para no permitir que seamos destruidos en medio de esta carrera de la fe:
12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
1 Corintios 10:12-13
En los versos anteriores el apóstol estaba hablando a los Corintios sobre la idolatría, de como debemos de huir de la idolatría. Luego en el verso 12 tumba el ego de muchas personas que piensan que son fuertes o grandes, y que nadie los puede derribar. No podemos sostener nuestra confianza en nosotros mismos sino en nuestro amado y Señor Jesucristo.
El apóstol también alentaba a los Corintios que aunque hayan recibido muchas tentaciones servimos a un Dios fiel, que no dejará que seamos tentados más de lo que podemos resistir. Querido hermano, si estás pasando una prueba o proceso, quiero decirte que Dios no permitirá más carga de la que puedes soportar, pues, Dios es fiel, y conoce nuestros límites.
La parte final de este verso debe alentarnos: «Sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar». Cada proceso tiene una salida, solo debemos ser pacientes y confiar en Dios.
Es importante comprender que el camino cristiano no está exento de dificultades. Jesús mismo dijo que en el mundo tendríamos aflicciones, pero también nos dejó la promesa de que Él ha vencido al mundo. Esa victoria es la que nos permite caminar confiados aun en medio de pruebas que parecen insoportables. El creyente no camina a ciegas, camina guiado por la luz de Cristo que ilumina su sendero.
Muchas veces pensamos que nuestros problemas son demasiado grandes, pero la Biblia nos recuerda que el Señor tiene cuidado de nosotros. Al igual que hizo con el pueblo de Israel en el desierto, Dios nos sostiene con su mano poderosa. Así como abrió el mar Rojo para darles salida, también abrirá caminos en medio de nuestras dificultades. Lo que parece imposible para el hombre, es posible para Dios.
En este sentido, debemos recordar que cada prueba trae consigo una enseñanza. La tentación y la dificultad no son castigos, sino oportunidades para crecer en la fe, para madurar y para depender más del Señor. La paciencia se fortalece cuando aprendemos a esperar en Dios, y la fe se solidifica cuando confiamos en que Él dará la salida a su debido tiempo. No se trata de nuestra fuerza, sino de la fortaleza que proviene del Espíritu Santo.
El consejo del apóstol Pablo es más actual que nunca. Hoy en día, vivimos en un mundo lleno de distracciones, tentaciones y desafíos espirituales. La idolatría, aunque en formas diferentes a las de la antigüedad, sigue presente en la sociedad moderna: la idolatría del dinero, de la fama, de las redes sociales o del placer. Frente a todo esto, necesitamos recordar que el único digno de adoración es Dios, y que solo Él nos da la verdadera salida y libertad.
Si alguna vez sientes que las pruebas te superan, recuerda que no estás solo. El Señor Jesús está de tu lado para fortalecerte y mostrarte que hay esperanza más allá de cualquier dificultad. La tentación no es eterna, la prueba no dura para siempre; hay una salida preparada por Dios para quienes permanecen firmes en la fe. Esa promesa nos debe animar a continuar corriendo la carrera, sin desfallecer y con la mirada puesta en Cristo.
Por eso, hoy puedes descansar en la fidelidad de Dios. Él no es hombre para mentir ni hijo de hombre para arrepentirse. Si prometió guardarte y darte la salida en medio de la tentación, puedes estar seguro de que lo cumplirá. Tu deber es confiar, perseverar y mantener tu vida rendida a su voluntad. No te apoyes en tu fuerza, apóyate en la fortaleza del Señor y verás cómo la victoria será tuya en el nombre de Jesús.
Conclusión: La vida cristiana está llena de retos, pero también de promesas. Dios no permitirá que enfrentes pruebas que estén fuera de tu capacidad, siempre preparará la salida para que puedas resistir. Aférrate a su palabra, huye de la idolatría, confía en su fidelidad y recuerda que en Cristo nunca caminarás solo. Con Él, todo obstáculo se transforma en una oportunidad para ver su poder obrar en tu vida.