Toda rodilla se doble ante Jesús

Solo hay uno al cual debemos honor, gloria, majestad, y alabanza por los siglos de los siglos, nuestro Dios soberano nos dio a su hijo para ser salvos por su gran sacrificio por toda la humanidad.

Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo,
y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
Filipenses 2:9

Es importante ver esta hermosa expresión como este autor habla de Jesús diciendo que el Dios todo poderoso le dio nombre y le exaltó, y le puso en el lugar correcto y aunque muchos le despreciaron.

Muchas personas despreciaban al que todo lo puede, al que todo lo hace posible: Dios Todopoderoso. La gente le murmuraba, le golpeaba y blasfemaba contra él. Pero Dios, viendo todo esto, quiso que su único hijo muriera por toda la humanidad con el fin de que seamos salvos.

para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos,
y en la tierra, y debajo de la tierra;
Filipenses 2:10

Pero recordemos algo y es que toda rodilla se doblará ante su gran majestad y poder, porque Él es digno de todo honor e imperio. Dios tiene el control de todas las cosas, porque por Él son hechas y están sobre las palmas de sus manos.

Su poder es tan grande que no soportamos verle cara a cara, Él es el todo, a Él sea la gloria para siempre. Toda la tierra está llena de su gloria, la naturaleza anuncia su gran poderío porque aun ella pronuncia su gran nombre por todas partes.

El cielo es como las palmas de su mano, la tierra se rinde ante él, el mar tiembla ante su gran mirada, los animales corren cuando sienten su voz estremecedora, los abismos exaltan su poderío, el infierno se arrodilla ante el soberano, la muerte se detiene y tiembla ante su majestad, los demonios huyen de su presencia, y todas las demás cosas que existen y que no fueron mencionadas, se doblarán y no soportarán su gran poder, y toda la humanidad doblará sus rodillas ante Dios.

y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.
Filipenses 2:11

Es de mayor importancia que todo el tiempo reconozcamos que Dios es el Todopoderoso, y que su nombre debe ser exaltado por todos los lugares. Así que, si estás fuera alabando su santo nombre, entonces le sigas adorando y que todo aquel que no le reconoce, se acerque ante el Dios fuerte y maravilloso y rinda honor, adoración al que vive y reina por toda la eternidad amén.

El apóstol Pablo, en su carta a los filipenses, quiso dejar claro que la exaltación de Cristo no fue un acontecimiento menor, sino un acto divino que marcó la historia de la humanidad. Jesús, quien se humilló tomando forma de siervo, fue levantado por el Padre como Señor de señores y Rey de reyes. Esta exaltación es el fundamento de la fe cristiana, ya que nos recuerda que el sacrificio de Cristo no terminó en la cruz, sino que fue seguido por la gloria de la resurrección y la autoridad que hoy posee en los cielos y en la tierra.

Reconocer que Jesucristo es el Señor implica una transformación en nuestra manera de vivir. No se trata solo de palabras, sino de rendir nuestra voluntad al que tiene toda potestad. Cuando doblamos nuestras rodillas delante de Él, reconocemos que dependemos de su gracia y que su poder gobierna nuestras vidas. Esta es una verdad que debe reflejarse en nuestro carácter, en nuestras decisiones y en la forma en que tratamos a los demás.

La Biblia afirma que llegará el día en que todas las naciones, sin importar raza, idioma o cultura, tendrán que reconocer que Jesús es el Señor. Esto no será opcional, sino una realidad innegable. Los que aceptaron a Cristo en vida lo harán con gozo y gratitud, mientras que los que lo rechazaron lo harán con temor y lamento. Por eso, hoy es el tiempo de reconocerle y rendirse a su señorío, porque Él nos ofrece la salvación y la vida eterna.

Además, la creación misma da testimonio de su gloria. El sol que sale cada mañana, los cielos que se extienden con majestad, los mares que rugen con fuerza y la vida que palpita en cada ser son una proclamación de que Dios existe y reina. Cada detalle de la naturaleza es un recordatorio de que hay un Creador digno de toda alabanza. Por eso el salmista dijo: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos”.

Como creyentes, debemos ser portadores de este mensaje. Nuestra misión no es solamente disfrutar de las bendiciones de Dios, sino también proclamar que Jesucristo es el Señor. Al compartir su Palabra y dar testimonio de su amor, estamos cumpliendo con el propósito para el cual fuimos creados. Así, nuestras vidas se convierten en un reflejo de la grandeza y la misericordia de Dios.

En conclusión, el nombre de Jesús es sobre todo nombre y ante Él se doblará toda rodilla y toda lengua confesará que es el Señor. Este mensaje nos invita a vivir con reverencia, con gratitud y con una fe firme en aquel que nos salvó. Que cada día recordemos que nuestro propósito es glorificar a Dios con nuestras palabras, pensamientos y acciones, sabiendo que un día estaremos delante de su presencia y podremos unirnos a la alabanza eterna que ya resuena en los cielos.

El amor de Dios
Permaneced en Dios