Permaneced en Dios

La pregunta es, ¿cómo podemos permanecer en el camino de Dios? Lo primero es que debemos tener a Dios como nuestro ayudador y tenerlo en primer lugar ante todo.

También la mejor forma para poder permanecer en Él, es cuando le servimos y hacemos su voluntad en todo momento, pero algo más que debemos tener en cuenta, cuando rebasamos todos los obstáculos en el nombre de Jesús.

A la verdad esto nos ayuda a permanecer en Él y Él en nosotros, porque nosotros andamos en obediencia y caminando en el camino correcto, lo cual nos dice la Palabra que como hijos de Dios debemos andar para así ser salvos.

En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.

1 Juan 4:13

Esta es una de las promesas del Señor para cada uno de nosotros, Él dejó su espíritu como así nos lo prometió, para que nos ayude y nos fortalezca en momentos de dificultad, momentos de angustia y de persecución.

Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo.

1 Juan 4:14

Juan expresaba estas palabras y era porque él vivió todos estos momentos junto a Jesús, y por eso sabía todas estas cosas y lo escribe para que podamos entender que como el Espíritu Santo estaba con ellos, así mismo también estaría con nosotros.

Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.

1 Juan 4:15

Este hombre dice esto porque había muchas personas que rechazaban a Jesús y que también al mismo Dios, pero podemos ver que en este tiempo tenemos ese mismo factor, en que las personas no creen en Dios y que creen que todo salió de la nada, pero todos los que sabemos y hemos estudiado la Biblia estamos claros que no es así, que hay un Dios soberano.

Es muy importante que seamos claros en todo, y que siempre estemos preparados para todo lo que pueda venir, porque como tenemos personas que creen en Dios, así también tenemos personas que no creen en Él, pero los que permanecemos en Dios sigamos hacia adelante cosechando y buscando la forma de que aquellos que no están en él puedan también entrar en el camino correcto, y que junto a nosotros puedan permanecer en Dios para que así seamos todos salvos en el nombre de Jesús.

La permanencia en Dios en medio de las pruebas

Permanecer en Dios no es algo que se logra de manera automática, sino que requiere esfuerzo, disciplina espiritual y fe constante. Las pruebas de la vida, como enfermedades, problemas familiares o dificultades económicas, suelen ser momentos donde nuestra fe es puesta a prueba. Es allí donde se manifiesta si realmente permanecemos en Él o si nos dejamos arrastrar por la desesperanza.

Cuando Jesús dijo que debíamos permanecer en Él como los pámpanos en la vid (Juan 15:4-5), dejó claro que nuestra fortaleza no proviene de nosotros mismos, sino de su gracia. La oración, la lectura de la Palabra y la comunión con otros creyentes son armas fundamentales para mantenernos firmes en el camino.

La obediencia como señal de permanencia

La obediencia a Dios es una señal evidente de que estamos permaneciendo en Él. No basta con decir que creemos, es necesario demostrarlo con nuestras acciones. El apóstol Santiago lo expresa al decir que la fe sin obras es muerta. Por eso, permanecer en Dios también implica practicar la justicia, la misericordia y el amor hacia los demás.

Esto significa que cada decisión que tomamos debe estar alineada con los principios del evangelio. Ser honestos, amar al prójimo, perdonar, servir con humildad y confiar en el Señor son evidencias de que su Espíritu mora en nosotros.

Un llamado a compartir la fe

Finalmente, permanecer en el camino de Dios no solo es un asunto personal, sino también un compromiso comunitario. El cristiano que permanece en Cristo también comparte con otros las buenas nuevas de salvación. De esta forma, no solo se fortalece su propia fe, sino que contribuye a que más personas conozcan a Jesús como Salvador y permanezcan en Él.

Así, la vida del creyente se convierte en un testimonio vivo, un faro de esperanza para quienes están en tinieblas. Permanecer en Dios es, en última instancia, una decisión diaria, un estilo de vida que nos prepara no solo para enfrentar las luchas del presente, sino también para la vida eterna que nos espera junto a nuestro Señor Jesucristo.

En conclusión, permanecer en el camino de Dios significa caminar en fe, obediencia y amor, sostenidos por el Espíritu Santo. Es una promesa segura para aquellos que confiesan a Jesús como el Hijo de Dios y deciden vivir conforme a su Palabra. Aunque el mundo ofrezca dudas y rechazos, los hijos de Dios permanecemos firmes, sabiendo que nuestra esperanza y salvación están seguras en Cristo Jesús.

Toda rodilla se doble ante Jesús
Vivimos por fe, no por vista