La maldad de los hombres

La Palabra de Dios nos muestra que la historia de la humanidad ha estado marcada por momentos de gran oscuridad y decadencia moral. Desde los primeros capítulos de la Biblia vemos cómo el corazón del hombre se inclinó hacia el mal, apartándose del propósito original con el que fue creado. Lo que vemos hoy no es diferente a lo que se vivió en tiempos antiguos: la maldad sigue aumentando y la sociedad continúa buscando placeres temporales sin detenerse a reflexionar en el destino eterno de su alma.

Cada día que pasa vemos como la humanidad avanza hacia la maldad, los hombres cometiendo todo tipo de atrocidades sin importar las consecuencias que puedan venir a sus vidas.

La humanidad cada día está envuelta en placeres de la vida, pero no está pendiente a que todo esto pasa, y que su vida algún día llegará a su final por todo el mal que ha cometido.

Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra,
y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
Génesis 6:5

Este pasaje bíblico nos recuerda que, aun en los primeros tiempos de la humanidad, la corrupción y la violencia habían alcanzado niveles alarmantes. Lo impactante es que la Palabra describe los pensamientos del corazón del hombre como “de continuo solamente el mal”, lo que refleja un estado de vida totalmente desconectado de Dios y sin deseo de arrepentimiento. Esta misma realidad se refleja en nuestro presente, donde vemos que los valores espirituales son cada vez menos importantes para las personas.

Si comenzamos a leer el capítulo 6 de Génesis nos encontraremos que el hombre se multiplicaba día tras día, pero así mismo también crecía la maldad.

El verso 6 de Génesis 6 nos habla de que Dios se arrepintió de haber creado el hombre y que le dolió en su corazón. Pero muchos pensaran que Dios no tiene corazón, pero se equivocan porque el Señor sí le duele todo lo que pasa en este mundo.

Este detalle nos enseña que Dios no es indiferente al pecado del ser humano. Al contrario, su corazón se duele cuando la creación se aparta de Él. Dios no es un espectador distante, sino un Padre que anhela que sus hijos vivan en justicia, verdad y santidad. Sin embargo, cuando el hombre se obstina en seguir caminos de maldad, trae sobre sí mismo consecuencias que tarde o temprano tendrá que enfrentar.

Vemos en lo que se ha convertido, en una depravación total donde a los hombres no les importa matar a su prójimo:

Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra,
y le dolió en su corazón.
Génesis 6:6

Muchos se preguntan ¿y por qué Dios se arrepiente de haber creado al hombre?, bueno porque el hombre siempre ha estado presto solo a escuchar su propia conciencia y para practicar la maldad, descendiendo de continuo al mal.

El hombre no pensaba en el Creador, en qué iba a pensar aquel que nos creó, ellos pensaban que Dios iba a permitirles todo lo que ellos estaban cometiendo delante de sus ojos:

Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado,
desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.
Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.
Génesis 6:8

La historia del diluvio nos enseña una gran lección: aunque el juicio de Dios era inminente, hubo un hombre que halló gracia delante de Él: Noé. Este hallazgo no fue casualidad, sino resultado de su vida de obediencia y fe. Mientras el mundo estaba sumido en la corrupción, Noé caminó con Dios y fue preservado junto con su familia. Esto nos muestra que siempre existe esperanza para aquellos que deciden vivir conforme a la voluntad divina.

Entonces Dios decidió borrar al hombre de la faz de la tierra por causa de su maldad, porque el hombre iba de continuo al mal, pero no solo el hombre sino todo lo que había creado.

Aquellas personas pensaban que Dios al ver su pecado se quedaría de brazos cruzados, pero sorpresa, porque no fue así, porque a Dios no se le escapa nada, Él siempre está atento a todo lo que nosotros hacemos, porque sus ojos están sobre nosotros, y es bueno que si estamos haciendo algo que no es agradable delante de Dios, lo arreglemos antes que sea tarde.

Hoy, al igual que en tiempos de Noé, la maldad abunda en el mundo. Sin embargo, también existe la oportunidad de hallar gracia delante de Dios a través de Jesucristo. Él vino para darnos salvación y librarnos del juicio que el pecado merece. Por eso es necesario reflexionar en nuestra vida, arrepentirnos de nuestros pecados y acercarnos al Señor mientras haya tiempo, porque su misericordia es grande y siempre está dispuesto a perdonar.

En conclusión, el relato de Génesis 6 nos recuerda que la maldad del hombre tiene consecuencias, pero que también hay esperanza en la gracia de Dios. Noé fue un ejemplo de fe en medio de una generación corrupta, y hoy nosotros podemos seguir ese mismo camino confiando en la salvación que hay en Cristo. No dejemos que la maldad de este mundo nos arrastre, sino que permanezcamos firmes en la fe, buscando cada día agradar a nuestro Creador.

El amor se ha enfriado
Lámpara a nuestros pies es la Palabra de Dios