Seguir a Jesús siempre ha tenido un gran grado de dificultad. Para nosotros hoy día es un gran reto seguir a Jesús sin negarle, en una sociedad que cada día ama más el pecado. Los discípulos de Jesús en aquel tiempo también tenían un gran reto, y creo que uno mayor que el de nosotros, pues estamos hablando de un tiempo donde el seguir a Jesús podía llevarte a la muerte. Pero, no existen excusas para negar a nuestro amado Señor.
La Biblia nos registra que Pedro, aquel que luego iba a ser un gran apóstol de todos los tiempos, negó a Jesús. En este escrito vamos a revisar la historia de Pedro con respecto al momento en el que negó a Jesús, y de esto podremos aprender mucho para no cometer el mismo error.
Primero, recordamos aquel momento en el que Jesús le dijo a Pedro que llegaría el momento el que le negaría:
Pedro utiliza una terrible expresión cuando le dicen que era de los de Jesús: «No le conozco, ni sé lo que dice». ¡Es increíble! Aquel hombre que estaba dispuesto a dar su vida por Cristo, ahora se hace pasar por alguien que ni siquiera conoce a Jesús.
Para nosotros la vida es tan preciosa que muchas veces es más importante para nosotros que el mismo Dios. Recordemos que esta no debe ser actitud de nosotros como servidores de Dios:
El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.
Mateo 10:39
Lo impresionante del caso no es tanto que Pedro negara a Jesús, sino que continuó haciéndolo. Una actitud de esta naturaliza sería totalmente difícil, y nosotros quizás aún no hemos estado ante una situación parecida. Pero en algunas pequeñas circunstancias del día a día, a veces negamos a Jesús. ¿Te imaginas en un momento como el de Pedro? ¿Qué harías? La Palabra de Dios dice:
Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos.
Mateo 10:33
Existe una recompensa bien mala para aquellos quienes niegan a Jesús y se vuelven practicantes de dicho acto. Pedro es el ejemplo perfecto para nosotros, puesto que en su vida nos mostró varios errores cometidos, pero a pesar de eso demostró amar a Jesucristo.
Pedro no se sintió contento con esta situación de negar al Maestro, sino que «lloraba» cuando se acordaba de esto. Lo peor de negar a Jesús no está en que la gente se de cuenta, lo peor en esto es que estamos hiriendo el corazón del Padre con nuestras actitudes, y este debe ser el eje central de luchar por no negar a nuestro gran Señor.
Pidámosle fuerzas a Dios cada día para mantenernos firmes ante cualquier prueba y proclamar a Jesucristo cada segundo de nuestro diario vivir.