Ancha es la puerta que lleva a la perdición

El título de este post se refiere a que esa puerta espaciosa que conduce a la perdición es una puerta que está delante de nosotros, adornada con todo lo que el mundo ofrece. A primera vista parece atractiva, amplia, cómoda y llena de lujos, pero su destino es la condenación eterna. Muchos son los que entran por ella porque su entrada no exige esfuerzo ni sacrificio, y porque se acomoda perfectamente a los deseos de la carne y a las corrientes de este mundo.

La Biblia nos habla en varios pasajes sobre la realidad de la perdición y, al mismo tiempo, nos muestra el camino de salvación que Dios ha provisto por medio de Jesucristo:

Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta,
y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;

Mateo 7:13

Este versículo explica por qué debemos entrar por la puerta estrecha. Jesús se refiere a que la puerta ancha es aquella que ofrece los placeres del mundo, las riquezas efímeras, el orgullo y todo lo que el enemigo brinda a las almas para mantenerlas lejos de Dios. Satanás es astuto, y siempre tratará de poner delante de ti aquello que más deseas, incluso cosas que nunca imaginaste querer, con tal de apartarte del camino de la verdad.

El enemigo es experto en disfrazar el mal con apariencias de bien. Ofrece fama, deleites temporales y satisfacciones momentáneas, pero detrás de todo ello hay un precio muy alto: la separación eterna de Dios. Por eso debemos estar alertas y recordar que nada de lo que Satanás ofrece puede compararse con las riquezas eternas en Cristo.

porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

Mateo 7:14

El camino para seguir a Jesús es estrecho y difícil, pero lleva a la vida eterna. Requiere negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz y caminar con fe, pero no lo hacemos solos. Cristo nos fortalece y nos guía paso a paso. Aunque enfrentemos pruebas, sabemos que el Señor nunca nos abandonará, y que caminar en obediencia nos asegura un destino glorioso en su presencia.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir;
yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Juan 10:10

Este pasaje nos recuerda la diferencia entre lo que Satanás quiere y lo que Jesús ofrece. El enemigo solo busca destruirnos, robarnos la paz, acabar con nuestra fe y alejarnos del propósito divino. Trae enojo, tristeza, dolor y desesperanza. Pero Cristo nos da una vida abundante, plena, llena de gozo y esperanza eterna. Él transforma nuestros pensamientos, sana nuestras heridas y nos conduce hacia una vida verdadera que trasciende lo terrenal.

Por eso, debemos pensar siempre en seguir a Jesús y no apartarnos de Él. Todo lo que Cristo nos da es bueno y perfecto, mientras que el enemigo solo ofrece vanidades pasajeras para destruirnos. Satanás sabe que somos valiosos para Dios y que el sacrificio de Cristo en la cruz fue por amor a nosotros. Por eso luchará incansablemente para hacernos tropezar, acusarnos y apartarnos del Señor. Sin embargo, mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo.

Si queremos entrar por la puerta estrecha, debemos ser obedientes y caminar por el camino correcto, el camino de la salvación. No rechacemos al dador de la vida, porque Él quiere librarnos de los lazos del cazador y guiarnos hacia el reino de los cielos. Jesús nos ofrece lo mejor: la salvación eterna y la verdadera vida en su presencia. Solo Él puede conducirnos por el sendero angosto que termina en gozo eterno.

Hoy, la decisión está delante de cada uno: seguir por el camino ancho, lleno de placeres temporales que llevan a la perdición, o entrar por la puerta estrecha, difícil pero segura, que conduce a la vida eterna en Cristo Jesús. Que podamos escoger sabiamente y permanecer fieles hasta el fin.

Dios, el Rey de toda la tierra
De cada crisis podemos sacar algo bueno