Quizás alguna vez hayas leído y/o escuchado la historia de José, el gran soñador, el hombre de las interpretaciones de sueños, el hombre que llegó a ser grande en Egipto. De una forma u otra, todos hemos escuchado sobre la vida de este hombre de Dios. Es importante enseñar sobre su vida, porque a través de él podemos entender más de cerca, cómo serles fieles a Dios en medio de la corrupción, el dolor y el engaño.La Biblia nos relata en Génesis 37:3:
Sin duda alguna, este amor de Jacob o Israel hacia su hijo José, causó gran envidia entre sus hermanos:
Y viendo sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos, le aborrecían, y no podían hablarle pacíficamente.
Génesis 37:4
La envidia y el odio de sus hermanos no se detuvo solamente en el amor de Jacob hacía José, sino que siguió aumentando por el tipo de sueños y visiones que tenía:
Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía.
Génesis 37:5
La pregunta que debemos hacernos aquí es: ¿Cuál fue el sueño que José tuvo, por el cuál sus hermanos le aborrecieron aún más? La Palabra de Dios declara lo siguiente:
Y él les dijo: Oíd ahora este sueño que he soñado:
He aquí que atábamos manojos en medio del campo, y he aquí que mi manojo se levantaba y estaba derecho, y que vuestros manojos estaban alrededor y se inclinaban al mío.
Génesis 37: 6-7
Es importante saber que ese sueño era una importante visión de parte de Dios para José, y sabemos su significado, un día él iba a reinar sobre sus hermanos, les guste o no. Debemos saber esto, la voluntad de Dios va muy por encima de todo lo que nosotros pensamos, de que aborrezcamos a alguien, o de que no queramos que alguien ocupe cierto lugar.
Pero, lo que José nunca pensó fue que contar estos sueños le iba a causar dolores fuertes, aunque él lo hizo con la mejor intención, sus hermanos simplemente se encontraban todo mal, porque ellos le aborrecían. Ahora bien, debemos entender algo muy importante, y es que Dios en su soberana voluntad permitió que sucediera todo esto con un plan: llevar a José a Egipto.
A partir del versículo 19 del capítulo 37 de Génesis, la maldad entró de manera definitiva en el corazón de sus hermanos, ¡estaban dispuestos a matarle!:
Ahora pues, venid, y matémosle y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia lo devoró; y veremos qué será de sus sueños.
Génesis 37:20
Sin embargo, Rubén interfiere y dice: «No lo matemos». Y determinaron echarlo en una cisterna. Luego de todos estos sucesos que vamos a encontrar alrededor de todo el capítulo, nos daremos cuenta de todas las aflicciones por las que tuvo que pasar José: Acusaciones, estuvo preso, etc. Sin embargo, Dios no se olvidó de él. Dios estuvo con él en cada momento de su vida, y cada una de sus aflicciones formaron parte del plan divino.
En el capítulo 41 encontramos la siguiente declaración de parte del Faraón:
39 Y dijo Faraón a José: Pues que Dios te ha hecho saber todo esto, no hay entendido ni sabio como tú.
40 Tú estarás sobre mi casa, y por tu palabra se gobernará todo mi pueblo; solamente en el trono seré yo mayor que tú.
Este jovencito que sufrió tantas penurias, que fue menospreciado por sus hermanos, del cual Jacob no volvió a saber más, ahora viene a ser gobernador de todo Egipto. Y más adelante se cumplen los sueños que tuvo:
Y José era el señor de la tierra, quien le vendía a todo el pueblo de la tierra; y llegaron los hermanos de José, y se inclinaron a él rostro a tierra.
Génesis 42:6
Increíble. Esta historia nos enseña mucho: Nos enseña que hay aflicciones por las que estamos pasando, que creemos que todo el mundo se nos viene encima y creemos que nunca tendremos una salida, pero no es así, ahí está el plan divino de Dios para nosotros, y algún día el Eterno Dios nos librará de ellas y nos pondrá en un mejor lugar.
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