Quizás usted sepa que el día de hoy es el Día de la Reforma Protestante, pero lo cierto es que no todos los cristianos están conscientes de que existe una fecha dedicada a recordar este acontecimiento histórico. Y sin embargo, sería muy bueno que cada creyente esté documentado acerca de ello, ya que se trata directamente de nuestra fe, de la perseverancia de la iglesia de Cristo y de la lucha por la pureza del evangelio en medio de un mundo que siempre ha perseguido a la iglesia de Jesucristo.
En el año 1517, el monje agustino Martín Lutero clavó sus famosas 95 tesis en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg. Lo hizo con el propósito de abrir un debate público sobre las indulgencias y otros abusos que la iglesia de su tiempo practicaba. Nadie imaginó que aquel acto aparentemente sencillo provocaría un eco que llegaría hasta lo más profundo del poder religioso de la época, haciendo temblar al mismo papa. Aquella chispa encendió un fuego que transformó no solo Alemania, sino también toda Europa, y con el tiempo, el mundo entero. Es por eso que aquel día se conoce como el «Día de la Reforma Protestante».
Si usted ha leído algo de la vida de Lutero, sabrá que en aquella época la iglesia católica romana era la institución dominante. Los papas, muchos de ellos corrompidos por el poder, no enseñaban la Biblia al pueblo, sino que afirmaban que solo ellos tenían la autoridad para interpretar las Escrituras. El pueblo vivía en ignorancia espiritual, sometido a prácticas que nada tenían que ver con el evangelio. En medio de esa oscuridad, en 1517, Dios levantó a un hombre con un profundo celo por la Palabra, dispuesto a dar su vida si fuera necesario. Lutero, inspirado por Dios y armado únicamente con las Escrituras, inició una reforma que hasta el día de hoy sigue marcando la vida de millones de creyentes.
Es realmente lamentable que muchos creyentes de hoy desconozcan el valor de esta fecha. En algunas iglesias se celebran con gran entusiasmo días como el día del padre, de la madre, del pastor y muchas otras festividades que, aunque no son malas en sí mismas, no aportan nada a nuestra fe en comparación con lo que significa el Día de la Reforma. Aún más preocupante es que para muchos cristianos el 31 de octubre está más relacionado con Halloween que con la Reforma Protestante. Esto muestra cuánto hemos descuidado nuestra historia espiritual y cuán necesario es recuperar la memoria de lo que Dios ha hecho a través de sus siervos.
El Día de la Reforma es un recordatorio de que un día la luz del evangelio volvió a brillar con fuerza, disipando las tinieblas del sistema religioso romano que había oscurecido la verdad durante siglos. Hoy nos gozamos y alegramos en el Señor porque Él levantó a hombres como Martín Lutero, Juan Calvino, Ulrico Zuinglio y tantos otros que no temieron enfrentarse al gigante de su tiempo. Gracias a su fidelidad, hoy proclamamos con libertad que solo hay un evangelio, que solo Cristo salva, que la Biblia es suficiente como autoridad máxima, que la gracia de Dios es gratuita y que la gloria pertenece únicamente al Señor.
¿Estabas despistado con este día? Si es así, te animamos a que aprendas más sobre la Reforma Protestante, no solo como un evento histórico, sino como un llamado a regresar siempre a la Palabra de Dios. Una buena recomendación es leer obras clásicas como el libro de Juan Knox titulado «El libro de los mártires», donde se narran los testimonios de hombres y mujeres que dieron sus vidas por no negar la verdad del evangelio. Te aseguramos que no será una pérdida de tiempo, sino una bendición que fortalecerá tu fe y tu aprecio por el legado que hemos recibido.
Que este día no pase desapercibido para nosotros. Recordemos que, así como en el siglo XVI Dios levantó reformadores, también hoy nos llama a permanecer firmes, a proclamar el evangelio con valentía y a vivir para la gloria de Dios. ¡Soli Deo Gloria!