Quién fue Ester
Todo libro de la Biblia nos arroja una enseñanza vital para vivir una vida piadosa delante del Señor, y sin duda alguna el libro de Ester es inspirador, ya que está repleto de valentía.
Creo fielmente que te puede servir de motivación un poco de su historia. En primer lugar, Ester fue una judía huérfana y adoptada por su tío Mardoqueo. Sin embargo, a pesar de sus principios difíciles de existencia terminó siendo la reina del imperio Persia y Media al casarse con el rey Asuero o Jerjes I.
La historia de Ester nos recuerda que Dios puede usar a cualquier persona, sin importar su origen, sus limitaciones o las circunstancias adversas de su niñez. Ella no tenía un linaje de poder ni riqueza, sin embargo, el plan divino la llevó a un lugar de influencia donde su obediencia y fe fueron claves para salvar a todo un pueblo. Este relato también nos enseña que detrás de cada proceso difícil que enfrentamos puede esconderse una preparación para algo mayor.
El contexto histórico nos muestra cómo el pueblo de Dios siempre ha enfrentado amenazas y persecuciones. Sin embargo, el plan de exterminio no fue mayor que el plan de salvación que Dios había preparado. Amán creía que tenía todo bajo control, pero no sabía que había una mujer dispuesta a arriesgarlo todo con tal de interceder. Este detalle es muy importante, porque nos recuerda que incluso cuando el enemigo prepara trampas, Dios ya ha provisto el camino de escape.
La valentía de Ester debe inspirarte «hoy»
Había una ley para todas las personas en Persia y Media:
Todos los siervos del rey, y el pueblo de las provincias del rey, saben que cualquier hombre o mujer que entra en el patio interior para ver al rey, sin ser llamado, una sola ley hay respecto a él: ha de morir; salvo aquel a quien el rey extendiere el cetro de oro, el cual vivirá; y yo no he sido llamada para ver al rey estos treinta días.
Ester 4:11
Ester estaba decidida a ir a ver al rey sin ser llamada por él para convencerlo de no exterminar a los judíos, y ella sabía muy bien que al hacer esto podía perecer:
y entonces entraré a ver al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca. (V.16 P.C)
Cuanto coraje, fe, intriga y valentía en estas palabras de Ester. No le importaba enfrentar la muerte con tal de interceder por su pueblo.
Amados hermanos, la valentía de Ester debe contagiarnos también a nosotros, porque las grandes cosas no se logran en nuestra zona de confort, se logran batallando, orando, estando fervientes y creyendo que Dios hará cosas grandes.
Y con esto Ester logró que su pueblo no fue exterminado. ¡Gloria a Dios!
Hoy, al leer esta historia, debemos reflexionar sobre nuestra propia fe y decisiones. ¿Estamos dispuestos a actuar con valentía cuando las circunstancias parecen adversas? ¿Estamos listos para defender lo correcto aunque nos cueste la comodidad o incluso la vida? Ester nos enseña que la fe verdadera siempre conlleva acción, y que Dios honra a aquellos que se levantan con determinación para cumplir Su voluntad.
Así como Ester fue un instrumento de salvación para su pueblo, también nosotros podemos ser instrumentos de esperanza para quienes nos rodean. No importa si nuestra influencia parece pequeña; Dios puede multiplicarla para bendecir a muchos. Recordemos que cada oración, cada palabra de ánimo y cada acto de obediencia cuenta en el plan divino. Que la historia de Ester no quede solo como un relato antiguo, sino como una chispa que nos mueva a vivir con fe, valor y entrega al Señor en este tiempo.