El Señor te bendiga

Los medios de comunicación están más llenos de malas noticias que de buenas, eso es lo normal, y por ello muchas personas hasta deciden no verlos, leerlos ni escucharlos. Las malas noticias están en todos lados, son parte del diario vivir, pero en medio de noticias tristes, también hay una noticia muy buena y que nunca pierde vigencia: el Señor te ama. Esa es la mejor noticia que el ser humano puede recibir, pues no depende de las circunstancias, de los gobiernos ni de la economía, sino que proviene directamente del corazón de Dios.

Dios dedicó estas siguientes palabras para los hijos de Israel, un pueblo rebelde y necesitado, pero profundamente amado por su Creador. Y esas palabras siguen siendo de consuelo para nosotros hoy:

24 Jehová te bendiga, y te guarde;

25 Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;

26 Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.

Números 6:24-26

Estas palabras forman parte de la bendición sacerdotal que Dios mismo ordenó a Moisés dar al pueblo por medio de Aarón y sus hijos. No era un simple deseo humano, era la expresión de la voluntad divina para aquellos que se acercaban a Él. En pocas líneas, el Señor condensa lo que el corazón humano más anhela: bendición, cuidado, misericordia y paz. Cada frase tiene un peso eterno y está cargada de amor paternal.

Cuando el texto dice: “Jehová te bendiga y te guarde”, nos recuerda que toda bendición proviene únicamente de Dios. No es tu esfuerzo, ni tu trabajo, ni tu inteligencia lo que asegura la plenitud de tu vida, sino la mano poderosa del Señor que guarda tus pasos. Su protección va más allá de lo físico, alcanza lo espiritual y eterno. Él guarda tu alma, tu entrada y tu salida, desde ahora y para siempre.

Luego, la bendición continúa: “Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia”. El rostro de Dios brillando sobre nosotros simboliza Su favor, Su aprobación y Su gracia manifestada. No se trata de una luz que ciega, sino de un resplandor que ilumina y da dirección. Y esa luz va acompañada de misericordia, porque sin ella estaríamos perdidos. Es la misericordia de Dios la que nos levanta cuando caemos, la que nos perdona cuando fallamos, y la que nos sostiene cuando sentimos que ya no podemos más.

La tercera parte de esta bendición dice: “Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz”. Aquí la paz no es simplemente la ausencia de conflictos, sino la paz verdadera que viene de Dios, esa paz que sobrepasa todo entendimiento humano (Filipenses 4:7). Es la paz que calma el corazón en medio de la tormenta, que da seguridad en medio de la incertidumbre y que llena de confianza en medio del dolor. Esta paz no se compra ni se negocia, es un regalo de Dios a quienes le buscan de corazón.

Oh amado lector, en este día mi deseo es que esas bendiciones también sean derramadas sobre ti. Que cada momento amargo, cada mala noticia, cada lágrima derramada, quede completamente opacado frente a la realidad gloriosa de que existe un Dios Todopoderoso que está con nosotros hasta el fin. No estás solo en tu caminar; el Señor de la vida ha prometido no dejarte ni desampararte.

Que el Señor nuestro Dios ponga su rostro sobre seres tan insignificantes como nosotros y traiga paz a nuestras vidas. Que Él sea tu refugio seguro en medio de los tiempos difíciles, tu guía en medio de la confusión, tu consuelo en medio de la tristeza. Que el Señor nuestro Dios tenga misericordia de nosotros y nos salve, porque en Cristo Jesús ya nos ha dado la muestra suprema de Su amor: entregar a Su Hijo por nuestros pecados.

Oh, que el Señor nuestro Dios, el único ser que da una paz que sobrepasa todo entendimiento humano, nos cubra, nos guarde y proteja todos los días. Recuerda siempre: aunque el mundo esté lleno de malas noticias, la mejor noticia de todas permanece inmutable, y es que Dios te ama, te bendice y ha prometido estar contigo todos los días hasta el fin del mundo.

Tenían todo a su alcance y no conocieron al Salvador
No te rindas