Ni enfermedades, ni terremotos, ni las violencias no nos podrán preocupar

Los malos tiempos no nos deben preocupar, en que las cosas van mal, es mejor que nos preocupemos porque Cristo venga y porque nuestras vidas estén seguras en Su camino. Por eso es bueno que día a día podamos confiar en el Señor.

Demos gracias por cada nuevo día porque cada día la venida del Señor está más cerca. Muchos se alarman cuando escuchan sobre rumores de guerras, desastres naturales, crecimiento en la violencia, etc, pero la Biblia habla acerca de esto:

6 Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.

7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.

8 Y todo esto será principio de dolores.

Mateo 24:6-8

Jesús habla de estas señales y nos dice que esto solo será el comienzo de dolores aún mayores. Sin duda alguna, Jesús nos advierte que debemos estar preparados, pero ante todo confiando en Él, cumpliendo con Su palabra.

La venida de Cristo está cada vez más cerca. Estemos preparados para cuando llegue ese gran día.

Cuando miramos alrededor y observamos las noticias, pareciera que todo lo que ocurre está fuera de control. La violencia aumenta, las familias se destruyen, las economías se tambalean y la sociedad parece perder sus valores. Sin embargo, los hijos de Dios no deben vivir con temor ni ansiedad, sino con la esperanza puesta en el Señor, pues Él nos advirtió que estas cosas sucederían. Nuestro refugio siempre debe ser Cristo, quien prometió estar con nosotros hasta el fin del mundo.

Es natural que el ser humano sienta miedo ante lo desconocido, pero la Palabra nos recuerda que no debemos turbarnos. Jesús no nos habló de estas cosas para asustarnos, sino para que tengamos paz en medio de la tormenta. Él mismo dijo: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Esa victoria de Cristo es la que nos da la seguridad de que, aunque la tierra tiemble, nuestras vidas están firmes en Sus manos.

Los rumores de guerras y las señales que vemos en el mundo son como campanadas que nos recuerdan que debemos estar vigilantes. No se trata de vivir en paranoia, sino de vivir con propósito, con una vida consagrada a Dios, con un corazón limpio y con una fe genuina. La Biblia nos invita a velar y orar, a no dormirnos espiritualmente, porque el enemigo aprovecha los descuidos. Por eso, cada prueba y cada acontecimiento mundial deben impulsarnos a acercarnos más al Señor.

También debemos comprender que las promesas del Señor son verdaderas. Él dijo que vendría otra vez, y lo hará en el momento indicado. Mientras tanto, nuestra responsabilidad es perseverar en la fe, predicar Su Palabra y mantenernos firmes. El cristiano que pone su mirada en las cosas de arriba no se derrumba ante las malas noticias, sino que confía en que todo se cumple conforme al plan divino.

Podemos ver que en cada generación han existido momentos difíciles: pestes, hambrunas, persecuciones, terremotos y más. Sin embargo, los que confían en el Señor siempre han salido adelante, porque Dios no abandona a los suyos. Él es nuestro escudo en medio de la tempestad y nuestro consuelo en tiempos de angustia. Hoy más que nunca necesitamos levantar la vista al cielo y recordar que nuestra redención se acerca.

Querido lector, la invitación es clara: no permitas que el miedo gobierne tu vida. Más bien, abre tu corazón al Señor y entrégale tus preocupaciones. Él está dispuesto a fortalecerte y a llenarte de paz. Aprovecha cada día para reconciliarte con Dios, amar a los demás y vivir conforme a Su voluntad. Así, cuando Cristo venga, estarás listo para recibirlo con gozo y no con temor.

En conclusión, los malos tiempos son parte de las señales que anuncian el pronto regreso del Señor. No podemos detenerlos, pero sí podemos decidir cómo enfrentarlos. El mundo puede ofrecer incertidumbre, pero en Cristo encontramos seguridad. Por eso, mantente firme en la fe, no te dejes turbar, y recuerda que nuestra esperanza no está en lo que vemos, sino en Aquel que viene pronto para llevarnos a Su gloria eterna.

Buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos
Daniel librado de los leones