Perdona a aquellos que te ofenden

El perdón es algo muy importante en nuestras vidas, ¿por qué es importante?. Porque es un mandato de nuestro Señor Jesucristo perdonar a nuestros hermanos, para que Dios nos pueda perdonar a nosotros.

El tema del perdón no es simplemente un consejo moral, sino una enseñanza espiritual de gran trascendencia. En la vida cotidiana nos enfrentamos a personas que nos hieren, nos traicionan o actúan de manera injusta. Sin embargo, el evangelio nos recuerda que no podemos guardar rencor en nuestros corazones, pues al hacerlo nos alejamos de la gracia de Dios. Perdonar es un acto que libera, sana y abre las puertas a la paz interior. El perdón no siempre significa olvidar lo sucedido, pero sí implica soltar la amargura y dejar que el amor de Dios gobierne nuestro corazón.

Por eso aunque tengamos personas que se porten de una manera incorrecta, debemos perdonarles sus faltas. Es por eso que citaremos dos versículos los cuales nos hablan del perdón:

Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Efesios 4:32

Algo muy importante que podemos observar en el versículo anterior es que dice que así como nosotros nos perdonamos los unos a los otros, Dios también nos perdonará. Este versículo nos habla bien claro acerca del perdón, por eso debemos aceptar el perdón y perdonar, ya que si no lo hacemos, Dios no perdonará nuestras faltas.

El perdón es una decisión que va más allá de lo que sentimos. A veces pensamos que perdonar es imposible porque el dolor es grande, pero la Biblia nos recuerda que debemos hacerlo como un acto de obediencia y fe. Perdonar no significa justificar el mal, sino reconocer que el amor de Dios es más grande que cualquier ofensa. De hecho, cuando perdonamos, rompemos las cadenas del resentimiento y demostramos que somos hijos del Padre celestial.

En Mateo también podemos encontrar enseñanzas sobre el perdón:

Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;

Mateo 6:14

Así, como nosotros perdonamos, también nuestro Dios nos perdonará, nuestro Dios es justo y practica la justicia. Por eso actuemos con misericordia para que Dios también nos brinde Su misericordia, seamos bondadosos como el Padre lo es, y todo será diferente en nuestras vidas.

En este pasaje de Mateo aprendemos que el perdón no es opcional. Si queremos recibir la misericordia de Dios, debemos primero extenderla a los demás. Esto nos enseña una gran verdad: el perdón no solo beneficia al que lo recibe, sino también al que lo da. Cuando decidimos perdonar, nos liberamos del peso del resentimiento, del odio y de la venganza. Entonces, nuestro corazón se llena de paz, y nuestra vida espiritual florece en la gracia de Dios.

Además, el perdón es un reflejo del carácter de Cristo. Jesús, aún en la cruz, pronunció palabras de perdón por quienes lo crucificaban. Ese es el modelo más alto de amor y misericordia que podemos seguir. Al practicar el perdón en nuestras relaciones familiares, en la iglesia o en nuestra comunidad, estamos testificando que Cristo vive en nosotros. Es un acto que trasciende lo humano y se convierte en un testimonio poderoso del evangelio.

En la práctica, el perdón también tiene beneficios emocionales y físicos. Estudios incluso han demostrado que las personas que perdonan reducen el estrés, mejoran su salud y logran una vida más plena. Esto confirma lo que la Biblia ya nos enseñaba: que el perdón trae libertad y bienestar. Guardar resentimiento, en cambio, solo genera amargura y sufrimiento, alejándonos del propósito divino.

Por lo tanto, si hay alguien que nos ha herido, lo mejor que podemos hacer es entregarlo en las manos de Dios y soltar todo rencor. El perdón no significa que esa persona quede impune, porque Dios es justo y Él se encargará de juzgar con rectitud. Pero sí significa que nosotros decidimos vivir en libertad, sin cadenas de odio, reflejando el amor de nuestro Señor Jesucristo.

Conclusión: El perdón es indispensable en la vida cristiana. No solo es un mandato de Jesús, sino una llave que abre el camino a la paz con Dios y con los demás. Recordemos que así como hemos sido perdonados por gracia, también debemos extender gracia. Perdonar nos acerca al corazón del Padre y nos permite vivir una vida plena, libre de cargas y llena de la bendición de Dios.

Con sabiduría y con gran amor esperaré en El Señor
Un siervo fiel