Icono del sitio Restablecidos

Más grande que los cielos es Tu misericordia

Oh, Señor grande es Tu misericordia, aun más que los cielos y la tierra, Tu amor y Tu bondad nos sostienen cada día, por eso Te alabamos de corazón y exaltamos Tu glorioso nombre.

Tu misericordia es tan grande, que dices claramente en Tu palabra que nos amaste desde antes de la fundación del mundo. Esto lo creemos porque eres un Dios grande y fiel, que no falla a Tus promesas, Tus palabras son firmes y Tu camino seguro. Es un consuelo saber que, aunque todo en el mundo cambia, la misericordia del Señor permanece para siempre. Por eso, debemos dar gracias y honrar el nombre de Dios por esta maravillosa obra que sostiene nuestras vidas y nos llena de esperanza cada día.

3 Te alabaré, oh Jehová, entre los pueblos;
A ti cantaré salmos entre las naciones.

4 Porque más grande que los cielos es tu misericordia,
Y hasta los cielos tu verdad.

5 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios,
Y sobre toda la tierra sea enaltecida tu gloria.

Salmos 108:3-5

-->

Podemos decir lo mismo que el autor, honrando a Dios, alabando Su nombre y declarando que Su misericordia es más grande que los mismos cielos. Cuando reconocemos esta verdad, nuestra perspectiva cambia: ya no vivimos angustiados por las cargas de la vida, sino que descansamos en la certeza de que hay un Dios que nos sostiene con amor eterno.

El salmo anterior fue escrito porque su autor había experimentado la ayuda de Dios en situaciones adversas. Esto nos recuerda que la fe no se trata de teorías abstractas, sino de experiencias reales donde la mano de Dios se hace evidente. Por eso hablamos de Sus maravillosas obras, porque son visibles cada día en nuestras vidas, y a través de esto podemos testificar y dar buenas nuevas a los abatidos. Así como el salmista compartió su testimonio, también nosotros podemos proclamar la fidelidad de Dios a quienes hoy necesitan esperanza.

Así que, confiemos fielmente en la misericordia de nuestro Dios poderoso, porque Su misericordia nos sostiene. No importa cuán oscuro sea el camino o cuán fuerte sea la tormenta, Su amor es un ancla firme que nunca nos deja caer. Cada mañana es una oportunidad para ver nuevas muestras de Su bondad.

Conclusión

La misericordia de Dios es tan inmensa que trasciende lo visible y se extiende más allá de los cielos. Este amor eterno no solo nos protege, sino que también nos invita a vivir con gratitud y fe, aun en medio de las pruebas. Por eso, nuestra respuesta debe ser levantar nuestras voces en alabanza, testificar de Su fidelidad y confiar plenamente en que Aquel que nos amó desde la eternidad seguirá siendo nuestro refugio y nuestra esperanza por siempre.

La obra del Espíritu Santo
Jesús no nos dejó huérfanos
Salir de la versión móvil