Cuando relacionamos Mateo 24 con las cosas que estamos viendo en estos últimos días, nos nace la pregunta: ¿Será que Cristo está más cerca de lo que creemos? La Biblia nos habla de «guerra», «rumores de guerra», «terremotos», «enemistades», etc. Y lo cierto es que vemos eso una y otra vez y al parecer todo va cabeza abajo.
Estos sucesos que la humanidad experimenta no son casualidad, son parte de un cuadro profético que las Escrituras ya nos habían anunciado. Cuando observamos el panorama mundial con una mirada bíblica, comprendemos que los tiempos actuales no son simplemente crisis naturales, políticas o sociales, sino que son señales que apuntan a algo mucho mayor: la venida de nuestro Señor Jesucristo. Es por eso que debemos prestar atención y reflexionar en la manera en que estamos viviendo.
Puerto Rico, ha sido una de las naciones más azotadas en estos últimos días, sufriendo ya varios terremotos de grandes magnitudes, derrumbando casas, dejando muertos, heridos y esto es algo que pone de luto al mundo entero, pues, ya van varios años que Puerto Rico tiene luchando con desastres naturales.
Cada uno de estos terremotos nos recuerda cuán frágil es la vida humana y cuán vulnerable es la creación. En momentos así, el corazón del ser humano tiende a buscar refugio, y muchos lo encuentran en Dios. Estos desastres también son un llamado de atención para la iglesia: debemos interceder por las naciones, mostrar compasión y compartir el mensaje de salvación en medio del dolor y la desesperanza.
Australia ha sido azotada por los incendios forestales, y para que tengamos una idea de cuán grave ha sido esto, en Australia un área aproximadamente de seis mil kilómetros cuadrados está ardiendo en llamas, esto es el equivalente a 4 veces Londres en tamaño. Solo a comienzos del 2020, estos incendios han destruido unos mil hogares en Australia. Esto es una situación que también pone a todo el mundo de luto.
Los incendios en Australia no solo destruyeron casas y ciudades, también afectaron la biodiversidad, acabando con miles de animales y alterando ecosistemas completos. Es inevitable no pensar en lo que Romanos 8:22 nos recuerda: «Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora». La tierra clama, y ese clamor también es una señal de los tiempos finales.
Estados Unidos, envueltos durante 7 días en el suspenso, al borde de una guerra con Irán, lo que para muchos sería la tercera guerra mundial, y todo por el hecho de que tropas estadounidenses pusieron fin a la vida Soleimani, quien era el encargado o la menta maestra de la seguridad de Irán, al cual siguieron con drones hasta llegar a ellos, quienes iban en sus coches, y fueron impactados por misiles, quedando carbonizados completamente.
Estos conflictos nos hacen ver cuán real es la palabra de Cristo cuando dijo que oiríamos de guerras y rumores de guerras. La tensión internacional nos recuerda que la paz del hombre es frágil y pasajera. Naciones que hoy dialogan, mañana pueden estar enfrentadas. Sin embargo, en medio de todo esto, los creyentes tenemos la esperanza de la paz verdadera que solo Cristo puede dar.
Ya hemos mencionado tres casos fuertes, y esto sin mencionar las protestas de Barcelona, Chile, Venezuela y otros países que han tenido que lanzarse a las calles provocando prácticamente una guerra civil.
Las protestas sociales son el reflejo del descontento y la desesperación de los pueblos. Hambre, injusticia y corrupción generan reacciones violentas. La Biblia nos dice que en los últimos tiempos la maldad se multiplicará y el amor de muchos se enfriará. Hoy podemos ver cómo la violencia se ha convertido en un lenguaje común en muchas sociedades, y eso también es parte del cumplimiento profético.
En base a todo esto, viendo que la Palabra de Dios se está cumpliendo, que estamos viendo cada vez que pasa el tiempo más y más desastres, hasta el punto de preocuparnos por nuestros hijos, quienes formarán parte de la siguiente generación, nos peguntamos: ¿Será que la venida de Cristo está más cerca de lo que pensamos?
Cuando los discípulos preguntaron a Jesús sobre el final de los tiempos, este les respondió:
3 Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
5 Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
6 Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.
7 Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.
8 Y todo esto será principio de dolores.
Mateo 24:3-8
Los versículos 6 y 7 son el cuadro perfecto de todo lo que estamos viendo en este tiempo, pero lo impresionante de todo es, que Cristo les dice a sus discípulos en el verso 8 que todo esto será «principio de dolores», y es que estas cosas realmente son señales del fin, pero no es todo acerca del fin, pero algo que debemos entender es que estas cosas se harán más y más frecuente en nuestro siglo actual.
Todo esto que estamos viendo en Puerto Rico, Australia y en diferentes países, todo esto es simplemente principio de dolores, como cuando una mujer tiene dolores de parto. Mas lo cierto es que llegará un día cuando los elementos de la tierra arderán, cuando la iglesia del señor será perseguida fuertemente, cuando el anticristo establecerá su reino, cuando este evangelio se haya predicado en todo el mundo, entonces será el fin y el Hijo del hombre vendrá sobre las nubes por su amada iglesia.
Ante este panorama, como creyentes no debemos vivir con miedo, sino con esperanza. Cada una de estas señales es un recordatorio de que nuestro Salvador está por venir. Es tiempo de velar, de orar y de anunciar el evangelio con más fuerza que nunca, porque pronto Cristo volverá. Estemos preparados, con nuestras lámparas encendidas, esperando al esposo que viene por su iglesia.