Está claro que debemos creer solo en Aquel que al tercer día se levantó de la tumba tal como Él mismo lo había profetizado. Ningún otro hombre en la historia ha hecho una declaración tan grande y luego la ha cumplido con tanto poder y gloria. Cuando creemos en Él todo cambia para bien, porque nos muestra el camino hacia la verdad, nos abre los ojos espirituales y nos da una esperanza viva que no se marchita con el tiempo ni con las dificultades.
La Biblia nos dice también que si creemos en Él, pasaremos de muerte a vida, de tinieblas a luz, y todo lo que nos rodee de parte del mal no nos hará daño porque Dios estará con nosotros. Esta promesa no significa que nunca enfrentaremos problemas o pruebas, sino que en medio de todo tendremos la seguridad de que el Dios vivo pelea por nosotros y nos guarda en su mano poderosa. La fe en el Cristo resucitado cambia nuestro destino eterno y transforma nuestra manera de vivir en el presente.
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.
Juan 11:25
Jesús, hablando claramente en este versículo del evangelio de Juan, nos muestra que debemos creer en Él con todo el corazón. Sus palabras no son un simple consuelo humano, sino una verdad eterna respaldada por su victoria sobre la tumba. Él murió, pero resucitó; y si creemos en Él, tenemos la misma promesa de vida eterna. Dios no falla a su Palabra, y cada promesa que sale de su boca es fiel y verdadera.
En Él podemos encontrar paz, amor, vida, porque todo lo que Él da es bueno. Podemos confiar en que sus planes son perfectos y que su voluntad es agradable. Creer en Jesús no es un simple acto religioso, es abrir nuestro corazón para recibir la vida abundante que solo Él puede dar. En un mundo lleno de angustia y desesperanza, Él nos ofrece descanso y nos recuerda: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.
Algo que debemos tener en cuenta es que Jesús anunció con claridad su muerte, pero también dejó en claro que al tercer día resucitaría. Este hecho no solo prueba que Él es el Hijo de Dios, sino que también confirma que todo lo que ha dicho se cumplirá. Si Él venció la muerte, entonces también tiene poder para vencer en nuestras vidas: sobre la enfermedad, el pecado, la ansiedad y cualquier circunstancia que intente derrotarnos.
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?
Juan 11:26
En esto debemos creer, en que Jesús es Todopoderoso. Esta pregunta de Jesús no fue solo para Marta, fue también para ti y para mí. ¿Crees esto? Debemos responder con convicción y con fe: “Sí, Señor, yo creo”. Porque aunque nuestra vida terrenal llegue a su fin, tenemos la seguridad de que la muerte no será el final, sino el inicio de una eternidad gloriosa con Cristo. Creer en Jesús nos asegura que nuestra historia no termina en un sepulcro, sino en la presencia de Dios.
Si morimos, no estaremos muertos por la eternidad, porque Él nos resucitará en aquel gran día. La resurrección de Cristo es la garantía de nuestra propia resurrección. Pablo lo explicó a los corintios diciendo: “Si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe”. Pero como Cristo sí resucitó, nuestra fe tiene fundamento sólido, y nuestra esperanza es firme. Él venció a la muerte, y con su victoria nos ha dado vida eterna.
Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.
Juan 11:27
Estas fueron las palabras de una mujer que creyó en lo que Jesús le dijo. Marta confesó con su boca lo que había en su corazón: que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios. Esa declaración de fe sigue siendo el ejemplo que cada creyente debe seguir. Creer no es fácil cuando las circunstancias parecen contradecir la promesa, pero la fe no se apoya en lo que vemos, sino en lo que Dios ha dicho.
Hoy el Señor te hace la misma pregunta: ¿Crees esto? No importa por lo que estés atravesando, ni la magnitud de tu problema, el poder de la resurrección de Cristo sigue vigente. Solo cree, porque aunque estés muerto en tus pecados, en tus luchas o en tu desesperanza, Jesús tiene poder para levantarte y darte nueva vida. Llegará el día en que todos los que han creído en Él se levantarán glorificados en su nombre. Por eso, camina con fe, confiesa con tu boca que Jesús es el Señor y cree en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, y tendrás vida eterna.