La importancia del amor

¿Qué es el amor? Cuando buscamos esta definición en algunos diccionarios, vamos a encontrar cosas tales como que amar es tener ciertos sentimientos por una persona. Muchas personas también lo definen como la acción de dar a los necesitados, de sacrificarse por los demás, etc. Pero, debemos preguntarnos, ¿qué nos dice la Biblia sobre el amor? A través de la siguiente cita bíblica descubriremos algo muy interesante sobre la importancia del amor.

El apóstol Pablo escribió:

2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.

3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

1 Corintios 13:2-3

Pablo dedica todo el capítulo 13 para hablar sobre la importancia del amor. Los corintios eran una iglesia que estaba muy favorecida con dones espirituales, pero a la vez eran niños espirituales en muchas cosas, y el apóstol tenía que recordarles qué es lo más importante en todo esto. Amados hermanos, ¿de qué nos sirve hablar todas las lenguas del mundo y no tener amor? La palabra amor siempre resaltará en nuestra fe cristiana y es la palabra que tiene mayor importancia.

Amor no es lo que las personas muchas veces piensan, amor va más allá y me atrevería a decir que la palabra amor como tal siquiera tiene una definición extensa, ya que Juan lo define de la siguiente manera: «Dios es amor».

El mayor acto de amor lo realizó el Padre, entregando a su Hijo en la cruz del calvario por cada uno de nosotros, por nuestro rescate, para nuestra salvación, entregando así a lo que Él más amaba.

Amar va más allá de repartir a los pobres, de entregar nuestro cuerpo a ser sacrificado, amar es mucho más que eso amados, y ese significado Dios nos lo demuestra cada día, amándonos sin importar cuán malos hemos sido, Él siempre está con sus brazos de amor abiertos para cada uno de nosotros.

Cuando analizamos este pasaje de 1 Corintios 13, entendemos que Pablo no minimiza los dones espirituales, sino que establece un orden de prioridades. Él aclara que incluso el acto de profetizar, tener revelación o poseer una fe poderosa no vale de nada si no se hace con amor. El amor se convierte en el cimiento de todas las virtudes cristianas, ya que sin él todo lo demás se vuelve vacío y sin propósito.

Muchos pueden confundir el amor con simples emociones pasajeras, pero el amor bíblico es un compromiso constante que refleja la naturaleza de Dios en nosotros. Este amor es sacrificial, genuino y perseverante. Es el mismo amor que nos llama a perdonar setenta veces siete, a soportar a los demás en sus debilidades y a buscar siempre el bien de nuestro prójimo antes que el propio.

El apóstol Juan nos recuerda que «el que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor». Esta declaración nos muestra que el amor no es opcional en la vida cristiana, sino una evidencia de nuestra relación con el Padre. Un creyente que no ama contradice la esencia misma del evangelio, porque Cristo nos amó primero cuando aún éramos pecadores.

Podemos también observar que el amor no se limita a palabras, sino que se expresa en acciones concretas. Amar a Dios implica obedecer sus mandamientos y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. El amor se refleja en la paciencia, en la bondad, en la humildad, y en la capacidad de no guardar rencor. Es un estilo de vida que transforma corazones y que da testimonio al mundo de que somos verdaderamente discípulos de Jesús.

Si todos los creyentes comprendiéramos la dimensión de este amor, nuestras iglesias serían lugares de mayor unidad, reconciliación y testimonio. El amor es el lenguaje universal que une a los hijos de Dios, sin importar nacionalidad, cultura o condición social. El amor rompe las barreras y nos invita a vivir en comunión sincera.

Conclusión

En conclusión, el amor es la base de nuestra fe cristiana. No se trata de un sentimiento momentáneo, sino de un principio eterno que proviene de Dios mismo. Pablo, Juan y el mismo Jesús nos recuerdan que el amor es la máxima expresión de la vida en Cristo. Podemos tener conocimiento, fe o incluso sacrificarnos, pero si no lo hacemos con amor, todo carece de valor. Que cada día busquemos vivir este amor verdadero, el amor que edifica, que perdona, que restaura y que nos lleva a parecernos más a nuestro Señor Jesucristo.

Dios no te abandonará
Este pueblo de labios me honra