Como andar confiadamente

Cada día podemos andar confiados, si guardamos la ley del Señor, porque caminando por el camino correcto estaremos más que seguros. A Dios le agradan de estas cosas.

Todo aquel que está en los caminos de Señor anda sin temor a nada y es porque Dios es su confianza, es como dice un verso bíblico en el libro de los proverbios 28:1 «Huye el impío sin que nadie lo persiga; Mas el justo está confiado como un león.» Y es la realidad, no debemos temer a nada porque si somos hijos Dios debemos estar confiados en Él.

Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos;
Guarda la ley y el consejo,

Proverbios 3:21

Es importante tomar en cuenta los consejos que se nos dan, porque si lo tomamos estamos siendo obedientes ante el Señor, las palabras de Dios fueron puestas para que aprendamos de ellas, porque ellas son las que nos dan mejores consejos, ellas nos aperciben de lo malo que quiera llegar a nuestras vidas.

Debemos permanecer en los caminos del Señor, respetando su ley, siendo fieles a su llamado, y haciendo todo cuanto Dios nos ha encomendado.

Y serán vida a tu alma,
Y gracia a tu cuello.

Proverbios 3:22

Las palabras del Señor en nuestras vidas, son las que nos fortalecen y nos aclaran las dudas que a veces entra en nuestras mentes, ellas dan gozo a nuestras almas, entran como un río por todo el interior de aquellos que están firmes buscando del Señor.

Entonces andarás por tu camino confiadamente,
Y tu pie no tropezará.

Proverbios 3:23

En verdad, esto es tener confianza en el Señor, porque todo aquel que anda confiado en Él, no tropieza, porque Dios iluminará tu camino, recordemos estas palabras dichas por el salmista David que, «aunque ande por valle de sombra de muerte, no temeré porque tu estarás conmigo. Tu vara y tu callado me infundirán aliento.» Salmos 23:4

La vida cristiana es un llamado a caminar en fe y confianza, aun en medio de las dificultades. No es simplemente conocer la Palabra de Dios, sino aplicarla día a día en nuestras acciones. El justo que confía en el Señor experimenta una paz que el mundo no puede ofrecer. Aunque vengan adversidades, puede descansar en la certeza de que Dios nunca le abandonará.

Cuando guardamos los mandamientos y consejos del Señor, obtenemos seguridad espiritual. No significa que no enfrentaremos problemas, sino que tendremos la fuerza y la guía necesarias para superarlos. El creyente que guarda la ley de Dios es como un árbol plantado junto a corrientes de aguas: siempre dará fruto a su tiempo y sus hojas no caerán.

Además, andar confiados en Dios nos libra de la ansiedad y del miedo que consume a tantos en el mundo. La confianza en el Señor nos invita a descansar, a poner todas nuestras cargas en Él. Como dice el apóstol Pedro: «echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros» (1 Pedro 5:7). Es un recordatorio constante de que no estamos solos en el caminar diario.

Otro aspecto importante es que la Palabra de Dios no solo nos da dirección, sino también vida y esperanza. Ella es medicina para nuestras almas cansadas y bálsamo para nuestras heridas espirituales. Cada consejo divino tiene como propósito mantenernos en el sendero correcto, evitar que tropecemos y permitir que nuestra fe se fortalezca en todo momento.

La obediencia y la confianza van de la mano. No podemos decir que confiamos en Dios si no obedecemos su Palabra. Al ser obedientes, demostramos que creemos en lo que Él nos ha prometido. Esa obediencia produce en nosotros un fruto de paz, gozo y seguridad. Es así como el cristiano puede enfrentar las tormentas de la vida sin desmayar.

Por último, es necesario recordar que confiar en Dios también significa soltar nuestro propio control. Muchas veces queremos tener todas las respuestas y resolver todo con nuestras fuerzas, pero el Señor nos llama a descansar en su poder y a reconocer que sin Él nada podemos hacer. Cuando aprendemos a depender plenamente de su voluntad, entonces podemos caminar con la seguridad de que nuestro pie no tropezará, porque Él va delante de nosotros.

Conclusión: Andar confiados en Dios es un estilo de vida que nos invita a guardar su Palabra, obedecer sus mandamientos y depositar en Él toda nuestra confianza. Aunque el mundo ofrezca temor e incertidumbre, el creyente tiene la seguridad de que Dios ilumina su camino y sostiene su vida. Así, podemos caminar sin miedo, sabiendo que la gracia de Dios nos cubre y que su fidelidad nunca falla.

Con nosotros hasta el fin
Jehová me recogerá