Ser sabio es una de las partes más importante que debemos tener en nuestras vidas, porque cuando somos sabios entendemos todas las cosas, somos más maduros en cuanto a situaciones que pasemos.
Es como dice el mismo libro de los proverbios, que el hombre sabio ve el mal y se aparta, más el necio la ve y se queda quieto, entonces viene el mal y le destruye, por eso es importante la sabiduría en cada una de nuestras vidas.
Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado;
Y adquirir inteligencia vale más que la plata.Proverbios 16:16
Estas dos partes son muy importantes. La sabiduría es muy esencial en nuestras vidas ya que es más importante que el oro, ¿y por qué menciona al oro? es para darnos a entender que la sabiduría es más importante que cualquier cosa terrenal que pongas delante de ella. No olvidemos que sin esa sabiduría que viene de parte de Dios nada podemos hacer.
Muchas personas tienen la inteligencia debajo de sus pies, ellos piensan que por sí solos pueden hacer todo, pero no olvidemos que Dios el que nos da la inteligencia y nos hace entender todas las cosas que no sabemos.
En el Señor podemos encontrar esa sabiduría que no tenemos, porque solo Él nos puede ayudar, a veces nos olvidamos que todo, absolutamente todo lo que está a nuestro alrededor fue creado por Él, y por eso, solo Él nos puede dar la sabiduría.
El camino de los rectos se aparta del mal;
Su vida guarda el que guarda su camino.Proverbios 16:17
Es como decía anteriormente, las personas que no tienen sabiduría de lo alto pueden caer en cualquier tipo de error o caer en ciertas situaciones donde viendo el mal no se apartan, entonces viene el mal hacia ellos.
Es bueno tener en cuenta, que debemos pedir sabiduría a Dios en todo momento, porque solo Él, la puede dar.
La sabiduría no es únicamente el conocimiento humano o la experiencia adquirida, sino un don divino que nos capacita para vivir de acuerdo a la voluntad de Dios. Una persona sabia no solo resuelve problemas, sino que aprende a prevenirlos, ya que su corazón está alineado con la Palabra de Dios. La sabiduría nos ayuda a discernir entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo que edifica y lo que destruye, y nos mantiene firmes en medio de las tentaciones.
Cuando un creyente pide sabiduría al Señor, está reconociendo su dependencia total de Él. No se trata de demostrar superioridad, sino de entender que, sin la dirección divina, el hombre se pierde fácilmente. Esto mismo lo expresó el apóstol Santiago cuando dijo que si alguno tiene falta de sabiduría, debe pedírsela a Dios, quien la da abundantemente y sin reproche.
Además, la sabiduría de Dios nos guía a tomar decisiones correctas en el hogar, en el trabajo, en nuestras relaciones y en la iglesia. No se limita únicamente a temas espirituales, sino que abarca todas las áreas de la vida. Por ejemplo, una persona sabia sabe cuándo hablar y cuándo callar, cuándo avanzar y cuándo esperar, cuándo invertir y cuándo ahorrar, porque reconoce la voz de Dios en sus acciones.
En contraste, el necio se deja llevar por su propio entendimiento y termina enfrentando las consecuencias de sus errores. Esto lo vemos reflejado en la sociedad actual, donde muchos ponen su confianza en el dinero, la fama o el poder, pensando que allí está la seguridad. Sin embargo, la Biblia nos recuerda que la verdadera riqueza es la sabiduría, porque ella permanece para siempre y no se corrompe.
La sabiduría también nos ayuda a mantenernos apartados del mal. Una persona sabia no se expone innecesariamente al peligro, ni busca probar su fortaleza en situaciones de tentación, sino que, por prudencia, se aparta y guarda su corazón. De esta manera, el sabio protege su vida, su testimonio y también a quienes lo rodean.
Por eso, como creyentes, debemos valorar la sabiduría más que cualquier riqueza material. El oro y la plata se acaban, pero la sabiduría que viene de lo alto permanece para siempre y abre puertas de bendición en esta vida y en la venidera. Es una herencia eterna que Dios concede a los que le buscan de corazón.
En conclusión, ser sabios es una necesidad espiritual y práctica para todo creyente. La sabiduría es más valiosa que los tesoros de este mundo, porque nos guarda del mal, nos guía en cada paso y nos permite vivir conforme al propósito de Dios. Pidamos cada día al Señor que nos llene de su sabiduría, para que nuestras decisiones, palabras y acciones estén siempre bajo su dirección perfecta.