Rico en misericordia

¿Qué es ser rico? Se puede ser rico de muchas maneras, aunque mayormente destacamos esta palabra para aquellas personas que poseen una alta posición económica. Pero hay una riqueza mucho mejor que el dinero, y esa riqueza de la que hablaremos a continuación no la poseen los seres humanos, sino que solamente la posee Dios: «Misericordia». Dirás «Pero yo he visto muchas personas tener misericordia por otras». Es correcto, pero lo que debes saber es que la misericordia es un atributo que pertenece solo a Dios y que Él en su infinito amor mueve a otros a misericordia.

La Biblia habla de la sublime e inagotable misericordia de Dios de principio a fin. Desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo encontramos ejemplos claros de cómo el Señor extendió su gracia al hombre, aun cuando este le fallaba una y otra vez. La misericordia de Dios no depende de nuestras obras, ni de lo que podamos ofrecerle, sino de su amor eterno que se derrama de manera constante sobre todos aquellos que confían en Él.

El apóstol Pablo dijo:

4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,

5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),

6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,

7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

Efesios 2:4-7

Estos versículos destacan la misericordia y el amor que Dios ha tenido por nosotros. ¿Qué amor más grande existe que el que un padre entregue a su hijo como sacrificio para salvar personas? El amor de Dios es lo más grande que ha existido y existe, no hay amor que pueda superar su gran amor. Su misericordia es más grande que el ancho mar y no tiene fin.

Nosotros estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, y Dios no nos dejó en esa oscura muerte, sino que envió a su único Hijo como rescate para nuestra salvación, y no hay otro mayor acto de misericordia que aquel que ha hecho Dios por nosotros.

Cuando comprendemos la magnitud de esta misericordia, entendemos también que nuestra vida tiene un propósito. No estamos aquí por casualidad, sino porque el Señor decidió amarnos con un amor eterno. Muchas veces creemos que la riqueza se mide en posesiones, bienes materiales o prestigio, pero la verdadera riqueza está en conocer al Dios vivo que nos da esperanza y vida eterna.

¿Te sientes triste? ¿Estás esperando en un milagro? Quiero decirte que el mayor motivo de alegría que debe haber en nuestras vidas es que Cristo nos ama como nadie nos ama y que el Padre es rico en misericordia. De manera que Él ha prometido estar con nosotros hasta el fin.

Esa promesa debe llenar de fe y esperanza nuestro corazón, porque en medio de las pruebas y dificultades podemos tener la seguridad de que el amor de Dios nunca se apartará de nosotros. La misericordia divina no solo nos alcanzó en la cruz, sino que sigue manifestándose cada día en lo pequeño y en lo grande, en cada despertar, en cada oportunidad de vida, en cada momento en el que sentimos que somos sostenidos por su gracia.

El salmista decía que la misericordia de Dios es nueva cada mañana. Esto nos recuerda que no importa cuánto hayamos fallado ayer, hoy tenemos la oportunidad de comenzar de nuevo bajo su perdón y cuidado. Este es un tesoro que ninguna riqueza material puede comprar ni sustituir.

Concluimos entonces que la verdadera riqueza no está en lo que poseemos, sino en lo que Dios ha hecho y seguirá haciendo por nosotros. Si aprendemos a valorar la misericordia divina, entenderemos que somos verdaderamente bendecidos y que no necesitamos acumular tesoros terrenales, porque ya hemos recibido el más grande regalo: el amor y la misericordia de nuestro Padre Celestial.

Mi escudo está en Dios
Pescando bendiciones