¿Dónde está tu Dios?

En la vida se nos presentan situaciones en las cuales los incrédulos nos preguntan ¿Dónde está tu Dios?, el Señor está a nuestro alrededor, Él es quien cuida de toda la humanidad, pero hay momentos donde nos hacemos ignorantes, y pensamos que Él no está cerca de nosotros.

Si Dios no estuviera a nuestro alrededor, pues, el enemigo nos destruiría, pero no es así porque Dios nos advierte de todo lo malo que nos quiera atacar. Él siempre está atento a su creación. Dios mira todo lo que existe desde los cielos.

Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí?
¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?

Salmos 42:9

Hay momentos los cuales debemos tener en cuenta que Dios no está lejos de nosotros, el escritor de este salmo en un momento se sentía abatido y afligido de corazón, mas él pronunciaba unas palabras diciendo: que él es su Dios y su roca, dando a entender que el Señor le cuidaba y le fortalecía.

Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan,
Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?

Salmos 42:10

Cabe decir que este hombre era perseguido por sus adversarios, los cuales les daban falsas esperanzas diciendo: ¿Dónde está tu Dios? Pero él sí está siempre confiado en Dios.

Por más que sus adversarios le dijeron ¿Dónde está tu Dios?, él no retrocedía por estas palabras que lanzaban hacia él, a Dios le agrada las personas que piensan, así como este hombre, que, aunque tenía personas que le atacaban, él no retrocedía, sino que seguía hacia adelante.

¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.

Salmos 42:11

En realidad, tenemos momentos en los cuales ya no podemos más, y alguien dice «¿Dónde está tu Dios?», «mira como estás, acabado sin esperanzas», cuando sabemos que no es así, porque Dios siempre está atento a todo lo que hacemos, incluso él, ve a todos los que nos quieren hacer daño, mas Dios siempre llegará a tiempo y nos librará de todo los que nos persiguen.

Es importante reconocer que la duda no es ajena a la vida del creyente. A veces pensamos que porque atravesamos un problema, Dios nos ha abandonado, pero la Escritura nos enseña lo contrario. Los tiempos difíciles son oportunidades para que nuestra fe sea probada y para que la esperanza en Cristo se fortalezca. Cuando el salmista se preguntaba con dolor “¿Por qué te has olvidado de mí?”, en realidad estaba expresando la lucha interior que todo ser humano puede tener, y al mismo tiempo nos enseñaba que aun en medio del dolor podemos clamar con confianza a nuestro Señor.

Muchas veces los incrédulos juzgan según lo que ven. Cuando un hijo de Dios pasa enfermedad, crisis económica o persecución, ellos rápidamente preguntan con ironía: “¿Dónde está tu Dios?”. No entienden que la fe no se trata de vivir sin problemas, sino de tener al Dios que sostiene en medio de ellos. La presencia de Dios no siempre se percibe con los sentidos humanos, pero se experimenta con la paz que Él da, con la fuerza para resistir y con la esperanza de que al final veremos su salvación.

Además, debemos recordar que el Señor tiene un propósito en cada proceso. Así como permitió que Job fuera probado por el enemigo, también nosotros atravesamos situaciones que parecieran difíciles de soportar, pero la promesa es clara: Dios nunca nos dejará ni nos desamparará. Esa convicción es la que sostiene al creyente cuando otros le señalan o le critican. El silencio de Dios no significa ausencia, sino que en su tiempo Él actuará con poder.

Por eso, al igual que el salmista, nuestra alma puede preguntarse: “¿Por qué te turbas dentro de mí?”. La respuesta es sencilla pero profunda: “Espera en Dios”. Esperar en Dios es descansar en sus promesas, es confiar en que aunque no veamos aún la respuesta, Él está obrando. Nuestra fe se fortalece cuando, a pesar de las pruebas, levantamos nuestra voz para alabarle y declarar que Él sigue siendo nuestra roca y nuestra salvación.

En conclusión, cuando el mundo nos pregunte con burla o con incredulidad “¿Dónde está tu Dios?”, recordemos que la respuesta no se encuentra en palabras humanas, sino en la fidelidad de Dios en nuestra vida. Él está presente en cada detalle, cuidando, guardando y sosteniendo a quienes confían en Él. Por eso, sigamos firmes, pues aunque el enemigo intente desanimarnos, nuestro Señor siempre llega a tiempo y su amor jamás nos abandona.

Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron perversión
Jehová empobrece, y Él enriquece