Cuando abrimos nuestras Biblia cada día, nos encontramos con un sinnúmero de palabras alentadoras en el libro de los salmos, y es que el Salmista David tenía algo en cuenta, cuando se encontraba en momentos difíciles, Dios le ayudaba y le fortalecía.
El salmista era un hombre que no le importaba la dificultad que se presentara y lo que viniera delante de él, sino que siempre estaba preparado para pedirle a Dios le que ayudase en su momento malo.
Dios es el que me ciñe de poder,
Y quien hace perfecto mi camino;Salmos 18:32
Dios es el que endereza nuestro camino, cuando estamos torcidos él viene y nos ayuda a enderezar nuestro caminar, pero las personas que no buscan sabiduría de lo alto, su camino cada vez más se tuerce por no mirar a Dios.
Quien hace mis pies como de ciervas,
Y me hace estar firme sobre mis alturas;Salmos 18:33
No importando en el lugar donde nos encontremos ni en lo alto que estemos, y esto es debido a que Dios nos sostiene y nos cuida de todo mal. Dios tiene el control de todo lo que venga o de todo lo que nos pueda pasar.
Quien adiestra mis manos para la batalla,
Para entesar con mis brazos el arco de bronce.Salmos 18:34
Él es el Dios que nos que nos libra aun cuando nuestro enemigo quiere atacar, él nos advierte para que podamos vencer, él es quien nos fortalece en todo momento, nos prepara y fortalece nuestras armaduras y ciñe nuestras vidas.
Es importante que tomemos este gran ejemplo de David, que aun cuando se sentía en esos momentos malos, acudía al Dios todopoderoso para que le ayudara a vencer.