El llanto se convertirá en alegría

La vida cristiana está llena de momentos de gozo, pero también de etapas de tristeza, incertidumbre y espera. Todos nosotros hemos pasado por situaciones en las que no entendemos por qué suceden las cosas, ni cuánto tiempo tendremos que soportar la prueba. En esos momentos es fácil perder la esperanza y pensar que Dios se ha olvidado de nosotros. Sin embargo, la Biblia nos muestra que Jesús ya sabía que viviríamos estas experiencias, y por eso dejó palabras llenas de consuelo y promesa. Él nos asegura que la tristeza no es eterna, que la oscuridad no dura para siempre, y que pronto vendrá el momento de la alegría plena.

Todavía un poco,

y no me veréis; y de nuevo un poco,

y me veréis; porque yo voy al Padre.

Juan 16:16

Jesús estaba diciendo una gran verdad, y era que aguardemos un poco más y que no desesperemos por todo lo que está pasando. Nos exhortaba a soportar los momentos de tristeza porque pronto llegará el tiempo de reír. Sus palabras fueron dichas en un momento clave, poco antes de su muerte y resurrección, cuando sus discípulos se llenaron de incertidumbre y temor. Ellos no sabían lo que vendría, pero Jesús sí, y quiso preparar sus corazones.

En este pasaje, Jesús les estaba anunciando que por un tiempo no le verían, pues iría al Padre, pero también les daba la esperanza de que volvería. No solo se trataba de su resurrección, sino también de la promesa futura de su regreso. Con ello, nos enseña que toda tristeza tiene un límite, y que el gozo en Cristo es eterno.

Entonces se dijeron algunos de sus discípulos unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: Todavía un poco y no me veréis; y de nuevo un poco, y me veréis; y, porque yo voy al Padre?

Juan 16:17

Para usted que está leyendo estas palabras, puede ser sencillo entender que Jesús hablaba de su muerte y resurrección. Sin embargo, en aquel momento los discípulos no comprendían nada. La confusión reinaba en ellos y se preguntaban entre sí qué significaba todo aquello. Este detalle nos muestra que muchas veces tampoco nosotros entendemos el propósito de Dios en medio de la prueba. Vemos lo inmediato, el dolor y la aflicción, pero no vemos el plan completo que el Señor ya tiene preparado.

Cabe destacar que mientras estemos en este mundo pasaremos por problemas, enfermedades, pérdidas y momentos de aflicción. Jesús nunca prometió una vida sin dificultades; al contrario, dijo: “En el mundo tendréis aflicción” (Juan 16:33). Sin embargo, añadió: “Pero confiad, yo he vencido al mundo”. Estas palabras son la clave para enfrentar los momentos de dolor: no se trata de negar la realidad de las pruebas, sino de recordar que Cristo ya ha vencido y que en Él podemos tener paz.

Es bueno que al igual que aquellos primeros discípulos, aprendamos a soportar los momentos de tristeza confiando en la promesa de Jesús. Él nos aseguró que pronto volvería y que toda lágrima sería enjugada. Lo que Dios promete, Él lo cumple. Si hoy estás pasando por un tiempo de espera, recuerda que solo es “todavía un poco”. Quizá ahora veas lágrimas, pero mañana verás gozo. Quizá hoy haya dolor, pero en Cristo la esperanza nunca se apaga. A su tiempo, Dios traerá consuelo, victoria y alegría eterna para todos los que confiamos en Él.

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