Siempre escuchamos las personas decir que existen justos, pero si leemos algunos versos, nos damos cuenta que justo solo es uno y es el Señor Todopoderoso.
Como está escrito:
No hay justo, ni aun uno;Romanos 3:10
Pablo aquí en este verso nos está explicando que no existe una sola persona justa; aquí podemos ver que el apóstol nos está aclarando que solo existe un Dios bueno y maravilloso que hace justicia y que tiene misericordia, y que su misericordia no se compara con nada.
A veces pensamos, ¿cómo un Dios justo puede destruir o mandar a alguien al infierno?, bueno según su Palabra: Que todo aquel que comete pecado y no se arrepiente pues este alcanzará la perdición eterna.
Podemos ver cómo va este mundo, y es porque muchos no están practicando la justicia y no tienen misericordia, y por eso solo existe un solo justo, que puede tener misericordia de todo a su alrededor, Jesucristo, nuestro salvador.
También muchas personas dicen que no se encontraba uno justo antes que se destruyese Sodoma y Gomorra, pero sí se halló uno y se llamaba Lot, el cual residía en aquella ciudad, una ciudad pervertida que estaba envuelta en deleites y pecado.
Aquel hombre que vivía junto a su familia, nunca se contaminó con aquel pueblo que siempre mantenía un desorden total y que hacía todo lo que no era agradable ante los ojos de Dios. Ellos pensaban que Dios no estaba viendo lo que ellos hacían, y se equivocaron, porque a Dios no se le escapa nada, porque Él está pendiente de todo lo que está a nuestro alrededor.
Abraham intercedió por Lot para que pudiera ser librado de la destrucción de aquella ciudad llamada Sodoma y Gomorra. Dios, al ver que Abraham intercedía por aquel hombre llamado Lot, le permitió a Lot salir con su familia de aquel lugar para que pudieran ser salvos.
Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma a la caída de la tarde;
y Lot estaba sentado a la puerta de Sodoma. Y viéndolos Lot,
se levantó a recibirlos, y se inclinó hacia el suelo,
Génesis 19:1
Aquí vemos que los ángeles aceptaron entrar en la casa de Lot, entraron y comieron en su casa. Esto nos deja dicho que sí había un justo en aquel lugar, y que ni él, ni su familia se habían contaminado con todo lo que estaba allí.
Lot siguió todo el mandato que los ángeles le habían dicho, y era que saliera de aquella ciudad que sería destruida por los ángeles. Y aquel hombre obedeció y salió de aquella ciudad junto a su familia.
La justicia divina frente a la justicia humana
Cuando hablamos de justicia desde una perspectiva humana, solemos referirnos a leyes y normas que intentan organizar la vida en sociedad. Sin embargo, la Biblia nos recuerda que nuestra justicia es limitada, imperfecta e incluso, en ocasiones, corrompida por intereses personales. La justicia de Dios, en cambio, es perfecta, absoluta y no se deja influenciar por nada ni por nadie. Él conoce lo más profundo del corazón humano y juzga con rectitud.
Es importante entender que lo que para nosotros puede parecer justo o correcto, muchas veces no lo es ante los ojos de Dios. Por eso la Escritura afirma que no hay justo, ni siquiera uno, porque todos hemos pecado y necesitamos de la gracia divina. La verdadera justicia no se alcanza por obras humanas, sino a través de la fe en Jesucristo.
Ejemplos bíblicos de justicia y misericordia
En la Biblia encontramos múltiples ejemplos de cómo Dios, siendo justo, también se muestra misericordioso. El caso de Lot es solo uno de ellos. A pesar de la corrupción y el pecado que dominaban a Sodoma y Gomorra, el Señor no pasó por alto a aquel que permanecía fiel. De la misma manera, cuando Noé fue librado del diluvio, la justicia de Dios se manifestó en el juicio contra el pecado, pero su misericordia se reflejó en salvar a una familia que creyó en su Palabra.
Estos relatos nos invitan a reflexionar en la importancia de mantenernos firmes en medio de un mundo que muchas veces se aleja de los caminos de Dios. Ser fieles en medio de la adversidad es una señal de que confiamos en su justicia y descansamos en su misericordia.
Aplicación para nuestra vida
Al reconocer que no hay justo ni aun uno, entendemos nuestra necesidad de Cristo. No se trata de confiar en nuestras fuerzas, ni en nuestras buenas acciones, sino en depender de la gracia de Dios que nos transforma día a día. La justicia de Cristo nos cubre y nos permite ser vistos por el Padre como justificados, aunque en nuestra naturaleza humana sigamos siendo débiles.
Hoy en día estamos llamados a vivir como lo hizo Lot, sin contaminarnos con el pecado de nuestro entorno. Aunque la sociedad viva de espaldas a Dios, nosotros debemos permanecer firmes, sabiendo que nuestro Señor es justo y que Él recompensa la fidelidad. De igual manera, como Abraham, debemos interceder por aquellos que amamos, orando para que Dios los libre y los guíe hacia la salvación.
Conclusión
La Biblia nos recuerda que la justicia verdadera proviene de Dios y que nadie puede considerarse justo por sus propios méritos. Sin embargo, la buena noticia del evangelio es que en Cristo somos hechos justos delante del Padre. Así como Lot fue librado de la destrucción, nosotros también podemos ser librados de la condenación eterna si permanecemos en obediencia y fe en nuestro Señor Jesucristo. Él es el único justo, y en su justicia encontramos salvación y vida eterna.