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Oración pidiendo ayuda en la aflicción

Este es otro Salmo del rey David y no es nada más que una oración pidiendo ayuda en la aflicción. ¿Qué es la aflicción? Es aquello que pasamos día a día para Dios formar nuestro carácter como el de Cristo, aflicción es dificultad, prueba, dolor, angustia, y un montón de cosas más, pero que bueno es que en momentos así podamos reconocer quién es nuestro Dios y cuánto debemos confiar en su plenitud.

Muchas veces pensamos que la vida cristiana está llena solo de victorias y momentos alegres, pero la realidad es que la Biblia nos muestra otra verdad: en este camino también enfrentamos luchas internas, pruebas externas y circunstancias que desafían nuestra fe. Sin embargo, es precisamente en esos tiempos cuando aprendemos a depender más del Señor, a doblar nuestras rodillas en oración y a rendir nuestro corazón delante de Él. La aflicción no es el final de la historia, sino el proceso por el cual Dios pule nuestras vidas.

Leamos este Salmo 13:

1 ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?

2 ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?

3 Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte;

4 para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.

5 Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación.

6 Cantaré a Jehová, porque me ha hecho bien.

Aquí vemos a un David invadido por los problemas, un David reprimido, un David que ya no soportaba la prueba por la que estaba pasando, pero un David confiado en la buena voluntad de Dios. Nosotros mismos en momentos de aflicción nos preguntamos: ¿Dónde está Dios? Amados hermanos, debemos entender que Dios permite siempre estos momentos en nuestras vidas, pero a la vez también debemos entender que esos momentos pasarán.

David abre su corazón con sinceridad y sin miedo. Él le dice a Dios lo que siente: abandono, tristeza y temor. Muchas veces nosotros callamos nuestras emociones, pero Dios no se ofende por nuestras preguntas; al contrario, Él quiere que vayamos a Su presencia con transparencia. La oración de David nos enseña que la fe no niega el dolor, sino que lo lleva a los pies del Señor para encontrar alivio.

Hay muchas personas que estarían gozosos si nos ven tirados en el piso y eso era exactamente lo que querían los enemigos de David, verlo hundido en el lodo y por eso dice: “Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara”. Más adelante dice: “Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación”. David estaba confiando de que Dios le daría la victoria sobre sus enemigos a pesar de ese momento tan amargo.

Es impresionante notar cómo en solo seis versículos el salmista pasa del clamor desesperado a la confianza absoluta. Esto nos enseña que la oración no solo cambia nuestras circunstancias, también transforma nuestro corazón. Cuando dejamos nuestras cargas delante de Dios, recibimos paz, esperanza y la certeza de que Él tiene el control. David termina cantando y declarando que Dios le ha hecho bien, aun sin ver todavía el resultado. Ese es el nivel de fe que todos deberíamos cultivar.

Asimismo, este Salmo nos recuerda que aunque sintamos que Dios calla, en realidad Él sigue obrando. La aparente ausencia de Dios no significa olvido, sino que muchas veces Él está preparando algo mejor de lo que podemos imaginar. Por eso debemos aprender a esperar con paciencia, confiando en que Su misericordia es nueva cada mañana.

Finalizamos con esto y a la vez lo repetimos juntamente con el salmista: Mi corazón se alegrará en tu salvación. Cantaré a Jehová, porque me ha hecho bien. Esto sí que le llamo confianza, dar gracias a Dios sin aun recibir lo pedido.

En conclusión, el Salmo 13 es un recordatorio poderoso de que la aflicción no nos destruye, sino que nos fortalece. David nos muestra que es válido preguntar, llorar y sentirse quebrantado, pero al final debemos anclarnos en la misericordia y fidelidad de Dios. Si hoy estás atravesando un tiempo de prueba, levanta tu voz como lo hizo David y declara que tu corazón se alegrará en la salvación del Señor. Él nunca te dejará ni te desamparará, porque su bondad siempre está contigo.

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