No pongas cargas que no puedas llevar

A menudo vemos dentro de nuestras congregaciones personas que no pueden cumplir con lo básico (puntualidad, asistencia, participación, etc) y esas mismas personas, cuando se les asigna un puesto de responsabilidad, entonces quieren oprimir a los servidores que están a su cargo, imponiéndoles a los mismos cargas que ni ellos mismos pueden llevar.

Este comportamiento ha existido desde tiempos antiguos. La Biblia nos muestra que Jesús mismo confrontó a aquellos líderes religiosos que, en lugar de dar un buen ejemplo, imponían cargas innecesarias al pueblo. Esto nos enseña que la verdadera espiritualidad no consiste en aparentar ni en exigir a otros lo que no somos capaces de cumplir, sino en vivir con integridad y humildad delante de Dios.

En una ocasión Jesús confrontó a los fariseos y a los escribas, por la actitud de ellos de mostrar obras delante de los demás y no querer limpiar su interior. En dicha confrontación un intérprete de la ley se sintió aludido y le dijo a Jesús que sus palabras también los afrentaba a ellos, a lo que Jesús respondió:

Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis.
Lucas 11:46

Los intérpretes de la ley interpretaban la ley de una forma que ni ellos mismos podían llevar a cabo lo que decían. Jesús señalaba con claridad la hipocresía que había en ellos: imponían normas pesadas a los demás, pero ni siquiera se esforzaban por cumplirlas. A continuación ponemos algunos ejemplos de cómo ellos interpretaban la ley:

— Se enseñaba que en día de reposo, no se podía llevar algo en la mano derecha o en la izquierda, en el pecho o en el hombro. Pero sí lo podías llevar con el dorso de la mano, con el pie, con el codo, en el oído, el pelo, en el dobladillo de la camisa, en el zapato o en la sandalia.

— Tampoco se podía hacer un nudo en el día de reposo, pero la mujer sí podía hacer un nudo en su cinturón. De manera que, si había que sacar un cubo de agua de un pozo, no se podías atar una cuerda al cubo. La solución era que una mujer ate su cinturón al cubo para así sacarlo del pozo.

— También, en el tiempo de Moisés se le había ordenado al ejército de Israel hacer sus necesidades fisiológicas fuera del campamento para mantener ese lugar puro (Deuteronomio 23:12-14). Los rabinos tomaron esto y lo combinaron con el Sabbath, de manera tal que hasta prohibían ir al baño en el día de reposo.

Estos ejemplos nos muestran hasta qué punto los líderes religiosos podían tergiversar la ley, poniendo tradiciones humanas por encima de la voluntad de Dios. En lugar de facilitar la vida espiritual del pueblo, la complicaban con reglas absurdas que no producían verdadera santidad ni acercaban más al Señor.

Lamentablemente, hoy en día vemos actitudes similares en ciertos ambientes cristianos. Muchos líderes de iglesia exigen asistencia, exigen puntualidad, exigen compromiso, quieren que todos participen de todos los programas que ellos hacen, pero una vez que ya no tienen el cargo y pasan a ser uno más de la membresía, entonces no aparecen ni en sueños. Esta incoherencia produce desánimo en la congregación y da mal testimonio.

El verdadero liderazgo cristiano no consiste en imponer, sino en servir. Jesús mismo dijo que el mayor en el reino debía ser como el menor, y el que gobierna como el que sirve. Esto nos recuerda que nuestras responsabilidades dentro de la iglesia son un privilegio, no una oportunidad para imponer cargas a los demás.

Amados hermanos, sí hay que ser puntuales y participar de los diversos programas que se elaboran en nuestras congregaciones para el crecimiento de las mismas. Estos programas buscan edificar la fe, fortalecer la unidad y permitir que el evangelio llegue a más personas. No obstante, no podemos olvidar que nuestro servicio debe estar siempre motivado por el amor y no por la imposición.

La próxima vez que tengamos una responsabilidad de liderazgo en alguna tarea y queramos exigir algo, antes pensemos: ¿Yo cumpliría con eso si fuera un miembro en vez de un líder? Esta pregunta sencilla puede evitar que caigamos en la hipocresía de los fariseos. El liderazgo cristiano es, ante todo, un liderazgo con ejemplo, porque lo que más enseña no son las palabras, sino la conducta.

En conclusión, debemos evitar convertirnos en líderes que ponen cargas pesadas sobre otros mientras no mueven un dedo para llevarlas. La enseñanza de Jesús sigue siendo vigente: la verdadera grandeza está en servir y vivir con coherencia. Si cada uno de nosotros practica lo que exige, la iglesia será edificada en amor y crecerá en unidad, reflejando así la gloria de Dios al mundo.

Haz las cosas con humildad
Unidos como hermanos