El libro de los proverbios nos da enseñanzas sobre diversos temas de la vida, y el tema que escogimos para este artículo es sobre las relaciones entre padre, madre e hijos. ¿Qué nos enseña el libro de los proverbios sobre los padres, las madres y los hijos? A continuación les dejamos los versículos de proverbios donde se habla de los padres, las madres y los hijos organizados por temas.
Obedecer a nuestros padres y madres
Desde el primer capítulo de proverbios se nos hace hincapié en obedecer a nuestro padre y a nuestra madre. Los versículos que mostramos a continuación sobre obedecer a nuestros padres y madres están tan claros que no necesitan explicación:
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;
Proverbios 1:8
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre;
Proverbios 6:20
Oye a tu padre, a aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.
Proverbios 23:22
Estos pasajes muestran la importancia del respeto hacia la figura paterna y materna. Obedecer no es solamente cumplir órdenes, sino valorar la experiencia de quienes nos dieron la vida y han pasado por diferentes etapas que nosotros aún no hemos vivido. Este respeto nos guarda de muchos errores y nos enseña a vivir con sabiduría y humildad.
Escuchar las enseñanzas de nuestro padre y nuestra madre
Obedecer a nuestros padres tiene sus beneficios, uno de ellos es adquirir sabiduría, así es como comienza el capítulo 4 de proverbios, que nos habla de los beneficios de la sabiduría:
1 Oíd, hijos, la enseñanza de un padre,
Y estad atentos, para que conozcáis cordura.2 Porque os doy buena enseñanza;
No desamparéis mi ley.3 Porque yo también fui hijo de mi padre,
Delicado y único delante de mi madre.Proverbios 4:1-3
Aquí vemos cómo la transmisión de la sabiduría es una cadena generacional. Un padre enseña lo que aprendió de sus progenitores, y así la herencia de valores, disciplina y fe se mantiene en el tiempo. Escuchar atentamente estas enseñanzas es asegurarnos de que nuestras decisiones sean guiadas por principios sólidos.
Corrección
El siguiente versículo hay que mostrárselo a muchos padres y madres que piensan que la corrección está mal y que hay que aceptarle cualquier cosa a los hijos:
La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.
Proverbios 29:15
La corrección, lejos de ser un acto de maltrato, es una muestra de amor responsable. Los padres que corrigen a sus hijos les están formando para enfrentar la vida con carácter, límites y responsabilidad. Un hijo sin disciplina es propenso a caer en la insensatez, mientras que uno corregido aprende el valor de la obediencia y la madurez.
Contraste entre el hijo sabio y el hijo necio
Qué orgullo es cuando un padre y una madre tienen un hijo que no les da dolores de cabeza. Pero qué tristeza es cuando es lo contrario:
Los proverbios de Salomón. El hijo sabio alegra al padre, Pero el hijo necio es tristeza de su madre.
Proverbios 10:1
El hijo sabio alegra al padre; Mas el hombre necio menosprecia a su madre.
Proverbios 15:20
Un hijo sabio honra a sus padres con sus decisiones correctas, su conducta responsable y su respeto hacia los demás. En cambio, un hijo necio trae dolor y vergüenza, porque ignora los consejos y camina por sendas de insensatez. La sabiduría no solo bendice al hijo, sino que se convierte en una corona de gozo para sus padres.
Como vimos en los versículos anteriores, el hijo sabio es la alegría del hogar. Pero aquel que es necio, es tristeza a aquellos que lo engendraron.
Consecuencias de hacer lo malo a tus padres
Si pensabas que no existía gente capaz de hacer daño a su padre y a su madre, debes saber que sí, existe gente que hace tal cosa:
Hay generación que maldice a su padre Y a su madre no bendice.
Proverbios 30:11
El desprecio hacia los padres refleja un corazón endurecido y rebelde. Maldecir a quienes nos dieron la vida es una ofensa grave delante de Dios y una evidencia de ingratitud. Esto muestra que la degradación moral de una sociedad empieza en el núcleo familiar.
Pero tendrán su recompensa de acuerdo a sus actos:
El que roba a su padre y ahuyenta a su madre, Es hijo que causa vergüenza y acarrea oprobio.
Proverbios 19:26
Al que maldice a su padre o a su madre, Se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa.
Proverbios 20:20
El que roba a su padre o a su madre, y dice que no es maldad, Compañero es del hombre destruidor.
Proverbios 28:24
El ojo que escarnece a su padre
Y menosprecia la enseñanza de la madre,
Los cuervos de la cañada lo saquen,
Y lo devoren los hijos del águila.Proverbios 30:17
Las consecuencias son claras: vergüenza, oscuridad y destrucción. Quien desprecia a sus padres cava su propio pozo, pues se aparta del consejo sabio que podría librarle de muchos males. La Biblia no presenta estas advertencias como exageraciones, sino como realidades que se cumplen tarde o temprano.
Mucha maldición habrá para aquellos que desprecian el buen consejo de sus padres y les hacen maldad pensando que eso está bien.
La alegría del padre y la madre de un justo
Cuando un padre y una madre tienen un hijo justo, eso es alegría para ellos:
24 Mucho se alegrará el padre del justo,
Y el que engendra sabio se gozará con él.25 Alégrense tu padre y tu madre,
Y gócese la que te dio a luz.Proverbios 23:24-25
Un hijo justo es una bendición incomparable. Sus decisiones rectas, su respeto hacia Dios y su buen testimonio son motivo de orgullo para sus padres. No hay mayor satisfacción para un padre o una madre que ver a su hijo caminar en integridad, pues esto no solo trae alegría en el presente, sino también esperanza para el futuro.
Conclusión
El libro de Proverbios nos recuerda que la relación entre padres e hijos está en el centro del plan de Dios para la familia. Los hijos deben obedecer, escuchar y honrar a sus padres, mientras que los padres tienen la responsabilidad de instruir, corregir y guiar en amor. Cuando esta dinámica se cumple, la familia experimenta alegría, paz y bendición. Por el contrario, cuando se quebranta, hay dolor, vergüenza y consecuencias graves. Que cada hijo aprenda a valorar el consejo de sus padres y que cada padre se esfuerce en formar hijos sabios y justos, para que juntos reflejen la gloria de Dios en la familia.