El Señor está conmigo como poderoso gigante

Posiblemente Jeremías 20 sea de los capítulos más leídos y conocidos en todas las Escrituras. Otro grado de posibilidad está en que usted haya escuchado a alguien decirle a Jeremías «el profeta llorón». Particularmente, la historia de Jeremías me ha influenciado desde adolescente y es que vemos como Dios llama a este siendo un niño para ser profeta para Israel, un pueblo que cada día más se olvidaba de los preceptos o leyes de Dios.

En el capítulo 20 Jeremías comienza prácticamente quejándose de todas las amarguras por las que estaba pasando, imagínese usted, él le hablaba a un pueblo rebelde, a un rey que no quería escuchar la palabra de Dios y estaba llevando al pueblo cada vez más al declive tanto espiritual como político.

A pesar de Jeremías decir en el capítulo 20 palabras como «Maldigo el día en que nací» él también supo comprender que Dios estaba con él como poderoso gigante. Usted podrá juzgar al profeta por ciertas expresiones, pero debemos entender que aquel hombre había sufrido múltiples dificultades por hablar la palabras de Dios.

Jeremías expresó:

11 Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada.

12 Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he encomendado mi causa.

Jeremías 20: 11-12

Oh queridos hermanos, cuán grato es cuando encomendamos todos nuestros problemas en las preciosas manos del Señor, qué precioso y valioso es cuando esperamos que Dios pelee por nosotros y no tomar la justicia con nuestras propias manos.

Oremos a Dios para que nos permita tener esa seguridad de confiar plenamente en Él.

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