En una ocasión, mientras un reconocido predicador exhortaba en una universidad sobre la muerte de Cristo por la humanidad, un joven universitario se paró de su asiento y preguntó: ¿Cómo la muerte de un solo hombre puede salvar del infierno a millones? A lo que el predicador respondió: ¿Sabes por qué? Porque aquel solo hombre, puedes poner al lado de Él lo más bello, lo más brilloso, juntar todas las constelaciones, juntar a todos los hombres que han existido y nada de todo eso se puede comparar a la santidad, a la hermosura de aquel solo hombre. ¡Aleluya! La muerte de Cristo en la cruz nos salvó del infierno y del pecado, ¡sí!, un solo hombre querido hermano.
En el mundo han existido varios hombres que han hecho grandes esfuerzos por destruir la esclavitud, por crear los derechos humanos, por hacer libres e independientes a ciertos países que han estado gobernados por una dictadura imperante, sin embargo, ninguno de esos hombres está a la altura de aquel varón de dolores, de aquel Cristo que ofreció su vida como sacrificio para salvar a personas malas y corruptas.