Pablo, apóstol y predicador de la verdad de Cristo, mientras se encontraba en Atenas esperando a Silas y Timoteo, su espíritu se enardeció al ver la ciudad entregada a la idolatría.
Pablo discutía en la sinagoga con judíos y piadosos, también con muchos en la plaza. Él predicaba el evangelio del Cristo, cosa que le parecía extraña a los filósofos de aquel lugar, los cuales le preguntaban qué era esa nueva enseñanza que él traía.
A lo que Pablo respondió citando la inscripción que ellos tenían en un altar que decía «AL DIOS NO CONOCIDO», Pablo les dijo «Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio». Entonces Pablo les habla del Dios creador de todo, y les dice que no debemos pensar esa Divinidad es semejante a oro, plata ni ninguna escultura de arte o de imaginación de hombres. Y por eso menciona las siguientes palabras:
Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;
Hechos 17:30
Pablo expresa acerca de que toda persona sea donde se encuentre, debe arrepentirse de sus maldades, de sus pecados, dejar todo lo malo y convertirse de sus malos caminos.
Este es un mandato que debe cumplir cada ser humano que está en este mundo, apartarse de la maldad y rendirse ante el Señor.
Amigo, Pablo lo escribió muy claro acerca de este mandato del Señor, no dejes que la idolatría y el pecado consuman tu vida, si quieres escapar del juicio venidero del Señor. ¡Arrepiéntete ya!