Asienta mis pies en la roca. Debemos repetir esta frase día tras día, porque cuando asentamos nuestros pies en la roca, estaremos seguros porque esta roca es nuestro Señor, firme y segura, cualquiera que se asiente en esa roca no caerá.
Recordemos algo muy importante, es que si fundamentas una casa sobre tierra movediza, esta se caerá y todos tus esfuerzos serán en vano, pero si tu casa es construida en tierra firme y rocosa, entonces esta casa permanecerá porque está asegurada sobre un buen fundamento.
Por eso pusimos este ejemplo para que podamos confiar fielmente en el Señor, todo el que se asienta en el Señor permanecerá fuerte con valor, pero todo el que está fuera de Él, su vida se derrumbará ya que su vida no esta edificada sobre la roca fuerte que es nuestro Dios.
Queridos hermanos, seamos sabios, actuemos con sabiduría y entendamos que nuestras vidas deben estar edificadas sobre nuestra roca fuerte que es Dios, ya que en esta no seríamos rechazados, más bien, seríamos respaldados por nuestro Dios.
2 Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
3 Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos.
4 Me rodearon ligaduras de muerte, Y torrentes de perversidad me atemorizaron.
Salmos 18:2-4
¿Quién es esta roca? Esta roca es nuestro Dios, este es nuestro refugio, el salmista David decía roca mía, porque solo en esa roca estaba su confianza y siempre conversaba con Él, sin importar la circunstancia.
David necesitaba de esta roca, él iba a ella y se asentaba en ella para ser protegido. Esta es la roca que nunca le fallaba. Esa roca siempre existe y aún en el día de hoy permanece, así que, no dudemos en sostenernos de ella, porque si lo hacemos, no nos caeremos.