La promesa del Espíritu Santo

En el libro de Juan capítulo 14 Jesús prometió que no dejaría solos a sus discípulos, sino  que les enviaría al Consolador, al Espíritu Santo, el cual iba a estar con ellos todos los días.

Lo primero que debemos saber es que Dios cumple sus promesas, y esta gran promesa la vemos cumplirse en el libro de Hechos, pero antes de cumplirse Jesús les recordó que eso iba a suceder:

6 Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?

7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad;

8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Hechos 1:6-8

Los que estaban allí reunidos tenían una pregunta que les causaba mucha curiosidad e intriga, y era acerca de la restauración de Israel. De la misma manera nosotros también tenemos ciertas preguntas y necesitamos una respuesta, pero no nos terminamos de dar cuenta que esas cosas no son las que merecen atención en el momento.

Y es por eso Jesús les dijo que a ellos simplemente no les tocaba el saber esas cosas. En cambio, en el siguiente versículo les revela algo mucho más importante que esa pregunta, y es la promesa del Espíritu Santo, y que ellos le serían testigos en todas las naciones.

A veces queremos saber muchas cosas, tales como el significado de las trompetas del Apocalipsis, de los caballos, etc. Pero tenemos cosas frente a nuestros propios ojos, a las cuales deberíamos prestarles mucha atención y no lo hacemos.

Oh querido amigo, tenemos la promesa del Espíritu Santo, y Jesús ha prometido estar con nosotros hasta el fin. Que esto nos sirva de aliento en estos días y que podamos estar firmes en Él.

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