Si vamos a los inicios de la iglesia primitiva nos daremos cuenta que ellos estaban «unánimes unidos», compartían un mismo sentir, el dolor del uno era el del otro, vendían todos sus bienes para que a ninguno le faltase nada. ¿Hoy sentimos el mismo amor por nuestro prójimo? No quiero ser pesimista en relación a la iglesia de hoy, por eso, mejor diré que debemos mejorar ciertas cosas y así conservar el amor en Cristo Jesús los unos a los otros.
Judas da algunas instrucciones al respecto:
20 Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo,
21 conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.
Judas 1:20-21
Antes de estos versos, Judas nos dice quienes son los que causan divisiones, por eso comienza el verso 20 con un «pero», diciendo que nosotros no podemos ser iguales a ellos, sino que debemos edificarnos sobre nuestra fe, orando en el Espíritu Santo.
No podemos permitir que como iglesia las divisiones lleguen a nosotros creando pleitos y contiendas, sino conservando el amor de Cristo en nuestras vidas, lo cual el mismo Cristo lo presentó como la regla de oro; amar al Señor con todo nuestro corazón y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
En conclusión, debemos permanecer en el amor, ser fervientes en la oración y los unos a los otros estimular nuestra fe en Cristo Jesús nuestro amado Señor, el cual viene pronto. Amén.