¿Has escuchado predicadores decir que han visto a Dios? De mi parte los he escuchado, diciendo que fueron al cielo, que vieron las vestimentas de Dios, y lo describen de una forma como si hubiesen visto al vecino, también está el caso de predicadores que mientras están exhortando dicen que en ese momento están viendo a Dios como se pasea (literal)… ¿Puede esto ser cierto? ¿Tiene sustento bíblico?
La Biblia nos habla de hombres que tuvieron visiones sobre Dios, como es el caso de Isaías:
En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.
Isaías 6:1
¿Realmente vio Isaías a Dios? Esta es una visión que tuvo Isaías cuando murió el rey Uzías, y no la debemos tomar de forma literal, me refiero, no podemos creer que Isaías vio a Dios en su esencia, en su poderío, como realidad Él es. ¿Crees que un hombre puede ver a Dios en su naturaleza y quedar vivo? Amados hermanos, es bueno que comprendamos lo sublime que es Dios, lo infinito que es Dios, lo poderoso que es nuestro Creador, nuestra mente finita no podría describir la figura de Dios, y nuestro cuerpo frágil no podría soportar el poder que emana solo de su resplandor.
No solamente Isaías se refirió a que vio a Dios en su trono. Micaías dice que vio el trono de Dios (I Reyes 22:19), Job también (Job 26:19), Jeremías vio el trono de Dios (Lamentaciones 5:19) y Daniel vio el trono de Dios (Daniel 7:9)… Y creo fielmente que es como la Biblia lo dice, pero a pesar de esto, debemos entender que no vieron a Dios en su esencia. El punto es que estos hombres realmente vieron algo de Dios, pero no a Dios en todo su poderío. Podemos poner un ejemplo sencillo, ¿sería lo mismo ver el sol desde aquí de la tierra que ir exactamente donde está el sol y verlo de frente?
Tenemos otro ejemplo al respecto y es sobre Moisés, el cual le pidió a Dios ver su gloria:
18 El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria.
19 Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.
20 Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.
21 Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña;
22 y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado.
23 Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro.
Éxodo 33:18-23
Prestemos mucha atención al verso 20, donde el mismo Dios dice a Moisés que nadie podrá ver el rostro de Dios y seguir con vida. En párrafos anteriores puse el ejemplo del sol, y Juan así también lo describió en el libro de Apocalipsis: «Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza» (Apocalipsis 1:6).
Entienda algo, esto es lo que como humano Juan podía describir, de igual manera, lo que Moisés pudo ver o sentir, es lo que como humano Dios le permitió soportar. Amado lector, lo digo nuevamente, estamos hablando de Dios, de un ser sublime, en quien habita todo el poder, la gloria, quien con su palabra dio vida a todo el universo, quien tiene poder de destruirnos en décimas de segundos, de quien existe antes que la existencia y el tiempo mismo. ¡Dios es poderoso y no podemos describirlo sino de una manera humana!.
En última instancia, Juan en su libro afirma que «nadie jamás vio a Dios»:
A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
Juan 1:18
Oh amados hermanos, aparte de Juan afirmar que nadie jamás vio a Dios, lo cual sustenta todo lo anteriormente expresado, expone una verdad absoluta y es que Jesucristo dio a conocer al Padre y más profundo aún, Juan en versos anteriores dijo:
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
Juan 1: 14
Oh creyentes del Señor, regocíjense! Porque nada de lo que vieron los antiguos se compara a la revelación de Dios al hombre a través de Jesús. Hemos visto su gloria, caminó entre nosotros, vivió entre nosotros, ¿cómo la tierra podría soportar a un Dios tan poderoso sino a través de un cuerpo humano? El poderoso Dios pisó esta tierra indigna de su gracia y verdad, y todos fueron testigos de eso.
Un día nosotros podremos habitar con Dios y darle la gloria por toda una eternidad, y damos gloria a Dios por Jesucristo, porque Dios habitó en este mundo en carne, se humilló hasta lo sumo y todo por nuestra redención. ¡Dios realmente nos ama!