El libro de Lucas nos narra una historia acerca del nacimiento de Jesús, un milagro, una virtud y, a la vez, el privilegio de una mujer de ser elegida para llevar en su vientre al Salvador del mundo.
Es por eso el título de este artículo, el cual pone de manifiesto que las cosas que para muchos son difíciles, para Dios son posibles. La razón es que Dios había elegido a María para que llevara al Salvador en su vientre, algo que ella no podía creer cuando el ángel se le apareció.
Ante este llamado, María respondió: «¿Cómo será esto posible?» Para esta mujer, que era virgen, era difícil creer que quedaría encinta sin estar casada. La respuesta a la pregunta anterior la vemos en el siguiente versículo:
Esta enorme historia nos enseña que, aunque nosotros pensemos que algo es difícil en nuestras vidas, debemos recordar que para nuestro Dios es posible. Para Él, nada es imposible. Así como bendijo a estas dos mujeres, también lo puede hacer contigo. Dios te bendiga.
El relato de Lucas capítulo 1 nos muestra cómo el poder de Dios se manifiesta en lo que parece improbable. María, una joven sencilla de Nazaret, no poseía riquezas ni posición social destacada, sin embargo, fue escogida para cumplir uno de los propósitos más sublimes en la historia de la humanidad. Esto demuestra que Dios no mira las apariencias, sino el corazón dispuesto y obediente.
Cuando el ángel Gabriel se le presentó, María sintió temor, pero también una profunda humildad. Ella sabía que lo que se le estaba anunciando superaba toda lógica humana. Sin embargo, en su corazón prevaleció la fe sobre la duda. Esa actitud nos enseña que muchas veces Dios nos llama a creer más allá de lo que entendemos, a confiar aunque no veamos el resultado inmediato.
Del mismo modo, Isabel, la madre de Juan el Bautista, representa la esperanza que renace aun cuando todo parece perdido. Era una mujer avanzada en edad y estéril, pero Dios rompió toda limitación física para mostrar Su poder. Ambos milagros —el de María y el de Isabel— revelan la misma verdad espiritual: cuando Dios decide obrar, no hay circunstancia humana que pueda impedirlo.
En la actualidad, muchos enfrentan situaciones que parecen imposibles: enfermedades, crisis familiares, deudas, proyectos que no avanzan o sueños que parecen lejanos. Sin embargo, el mensaje sigue siendo el mismo: nada hay imposible para Dios. Lo que para el hombre representa un muro infranqueable, para el Creador es una oportunidad para manifestar Su gloria.
María no solo creyó, sino que también obedeció. Ella aceptó la voluntad divina con humildad, diciendo: “Hágase conmigo conforme a tu palabra”. Esa respuesta es un ejemplo de fe activa, de entrega total al plan de Dios, aun cuando no comprendemos todos los detalles. Su obediencia cambió la historia del mundo, y su confianza fue recompensada con el cumplimiento perfecto de la promesa divina.
De igual forma, cuando confiamos en el Señor y dejamos que Su palabra guíe nuestros pasos, Él puede hacer cosas extraordinarias en nuestra vida. No importa si los demás no creen o si las circunstancias parecen contrarias; Dios tiene el poder de transformar lo imposible en realidad.
Querido lector, que este pasaje de Lucas te inspire a mantener viva tu fe. Si hoy estás enfrentando una dificultad, recuerda las palabras del ángel: “porque nada hay imposible para Dios”. Él sigue obrando milagros, sigue respondiendo oraciones y sigue cumpliendo promesas. Lo único que necesita de nosotros es un corazón dispuesto, una fe sincera y una confianza total en Su poder.
Así como María e Isabel fueron testigos de lo sobrenatural, tú también puedes ser parte de los milagros de Dios. Cree, espera y confía, porque Su poder no tiene límites. Él sigue siendo el mismo Dios que cumple lo que promete, y su palabra nunca falla.