La sabiduría nos enseña que aunque pueda parecer que el camino del mal es bueno y en ocasiones envidiable, no debemos elegir ninguno de sus caminos, ya que a Dios no le agrada.
Desde los tiempos antiguos, el libro de los Proverbios ha sido una guía para todos aquellos que desean vivir bajo la dirección de Dios. En cada enseñanza, podemos ver cómo el Señor contrasta la vida del justo con la del impío, dejándonos una clara advertencia sobre las consecuencias del pecado y la recompensa de la obediencia. Este pasaje nos recuerda que aunque el camino del malvado pueda parecer atractivo o próspero por un momento, su final siempre será destrucción.
El hombre malo elige el camino del mal para beneficiarse y vanagloriarse. Dios abomina al hombre de corazón perverso; su corazón está lejos del Señor y de su boca salen palabras destructivas y desordenadas.
Porque Jehová abomina al perverso;
Mas su comunión íntima es con los justos.Proverbios 3:32
Este versículo es una poderosa enseñanza que marca la diferencia entre el que vive bajo la voluntad de Dios y aquel que se aparta de ella. El Señor aborrece el corazón altivo y soberbio, pero tiene comunión íntima con los que viven en integridad. El justo no busca reconocimiento humano ni riquezas temporales, sino agradar a Dios en todo lo que hace.
Es muy claro cuando vemos estas palabras de sabiduría, dejándonos en claro que si imitamos lo que el hombre malvado hace, nuestro Dios traerá sobre nosotros juicio, al igual que sobre ellos, porque Dios conoce el corazón del hombre malvado y por eso será castigado.
También Dios conoce el corazón del justo, es por eso que nos dice: «Apártate del hombre malo, no lo imites ni lo envidies, porque la bendición del Señor para con todos los justos es para siempre».
El camino de los justos puede parecer más difícil o más lento en resultados visibles, pero su fin es eterno. Cada paso guiado por el temor del Señor produce frutos de paz, gozo y esperanza. En cambio, el camino del impío, aunque brille por un momento, termina en oscuridad. Dios no se complace en la injusticia, y su juicio llega en el momento preciso.
Hermanos en Cristo, si observamos este tipo de comportamiento en personas que muestran una mala actitud y les va bien, no les envidiemos ni seamos imitadores, porque a Dios no le agrada y el fin de aquellos será muy triste. Dios te bendiga.
Por eso, mantengámonos firmes en la fe, practicando la justicia y confiando en la perfecta voluntad del Señor. No importa si el mundo parece prosperar haciendo el mal; el verdadero tesoro está en agradar a Dios y vivir bajo su favor. La comunión con Él es el mayor bien que un ser humano puede alcanzar, y su recompensa es eterna. Sigamos caminando en integridad, sabiendo que Dios siempre estará de parte de los justos.