Cada día nos colma de beneficios el Dios de nuestra salvación

Este Salmo es un cántico de David por la bondad de Dios y por los beneficios que el Señor otorga a Sus fieles seguidores, colmándonos cada día de grandes bendiciones y brindándonos salud y bienestar en nuestro camino.

Es innegable que el Señor otorga beneficios abundantes a Su pueblo cada día. Por ello, vemos a un David victorioso en las batallas, con Dios y Su pueblo a Su lado en todo momento.

Aunque la muerte acechaba al salmista, ésta no podía tocarlo. Este Salmo habla del traslado del arca a Jerusalén, pero es importante destacar que David primero tuvo que derrotar a los enemigos de Israel con la ayuda de Dios.

Querido hermano y amigo, solo en Dios podemos celebrar nuestras victorias. Por eso, glorifica al Señor con todo tu corazón y agradece por Sus abundantes beneficios. Sigue adelante, porque la victoria proviene del Señor.

El salmista reconocía que todas las bendiciones venían del cielo y que sin la intervención divina nada podría lograr. Él no atribuía su éxito a su fuerza o inteligencia, sino al poder de Dios. De la misma manera, nosotros debemos reconocer que cada respiración, cada nuevo amanecer y cada oportunidad son dádivas de la gracia divina.

Cuando David dice: “Cada día nos colma de beneficios”, nos recuerda que el amor de Dios no es ocasional ni intermitente, sino constante. Aun cuando enfrentamos pruebas, el Señor sigue siendo nuestro refugio y proveedor. Es en los momentos difíciles donde más se manifiesta Su fidelidad y cuidado paternal.

Cada beneficio que recibimos del Señor debe impulsarnos a tener un corazón agradecido. No basta con disfrutar de Sus bendiciones; debemos también recordar de dónde provienen y compartir con los demás lo que Dios ha hecho. Un corazón agradecido se convierte en testimonio vivo del poder y la misericordia del Creador.

Así como David no se cansaba de cantar alabanzas, también nosotros debemos alabarle por Su fidelidad diaria. La alabanza es un arma poderosa que renueva el alma, fortalece la fe y mantiene viva la esperanza en medio de cualquier batalla. Cuando adoramos, reconocemos que no somos autosuficientes, sino completamente dependientes del Señor.

Dios no solo nos colma de beneficios materiales, sino también espirituales. Él nos da paz cuando el mundo ofrece angustia, perdón cuando hemos fallado y fuerza cuando sentimos que ya no podemos continuar. Estos beneficios espirituales son mucho más valiosos que cualquier riqueza terrenal, porque permanecen para siempre.

En conclusión, este Salmo es un llamado a la gratitud y a la confianza en el Señor. A diario debemos detenernos y reflexionar en todo lo que Dios ha hecho y sigue haciendo por nosotros. Cada día es una nueva oportunidad para reconocer Su amor, agradecer Sus beneficios y vivir con gozo en Su presencia. No olvides nunca que el mismo Dios que bendijo a David sigue obrando hoy, colmando a Sus hijos de misericordia, gracia y bendición.

Rescátame, y líbrame de la mano de los hombres extraños
La ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia