Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo

Desde los inicios de la humanidad, el consejo ha sido una herramienta valiosa para guiar al ser humano hacia decisiones correctas y prudentes. Escuchar a quienes tienen más experiencia y sabiduría puede evitar muchos sufrimientos, pero lamentablemente, no todos tienen la humildad suficiente para recibirlo. Vivimos en una sociedad donde muchos creen saberlo todo, donde se ignora la voz de los padres, de los ancianos o de aquellos que realmente buscan nuestro bienestar. Sin embargo, la Biblia nos recuerda constantemente la importancia de atender al consejo, porque en él hay vida, dirección y honra.

Siempre veremos a personas orgullosas cometer errores, ya que estos están dados a menospreciar el consejo. El buen consejo es beneficioso para nuestro bienestar, pero si lo desechamos, sufriremos las consecuencias.

Serios problemas acarreará el hombre que rechace el buen consejo. Sabemos bien que cuando nos sentamos y escuchamos un buen consejo, ya sea de nuestros padres o alguien en quien confiamos, no fracasaremos, ya sea en lo económico o en un negocio que estemos emprendiendo.

A menudo podemos ver estos sucesos: hijos desobedeciendo los consejos de sus padres. Muchos retroceden, pero otros terminan cayendo en desgracias, y es aquí donde la vergüenza se manifiesta, ya que cometieron el error y no pueden mirar a sus padres a la cara porque no escucharon su buen consejo.

Hermanos y amigos, es bueno que no menospreciemos los consejos del hombre sabio; escuchémoslo y, si es bueno, nos servirán en nuestro camino para que no venga a nosotros la vergüenza y con ella la pobreza. Dios nos bendiga.

El consejo no solo nos ayuda a evitar el mal, sino que también nos guía hacia el bien. En muchas ocasiones, Dios mismo utiliza a otras personas para hablarnos, para advertirnos o para corregirnos. Ignorar esas palabras puede traernos consecuencias que lamentaremos más adelante. Por eso, debemos aprender a escuchar con humildad, analizar con discernimiento y aplicar lo que sea correcto. La sabiduría no está en creer que lo sabemos todo, sino en reconocer que siempre podemos aprender algo nuevo, especialmente de aquellos que Dios pone en nuestro camino.

Recordemos que la obediencia y la atención al consejo generan honra. Así como Salomón enseña, quien guarda la corrección será reconocido. No hay nada más honorable que alguien que, con humildad, acepta ser corregido y mejora su proceder. Esto se aplica en todas las áreas de la vida: en el hogar, en el trabajo, en los estudios y, sobre todo, en la vida espiritual. Escuchar el consejo es una forma de crecimiento y madurez.

En conclusión, no menospreciemos el consejo, especialmente cuando viene de quienes aman a Dios y desean nuestro bien. El orgullo es enemigo de la sabiduría, pero la humildad nos lleva a la prosperidad. Escuchar, analizar y aplicar el consejo correcto puede ser la diferencia entre una vida llena de bendiciones o una vida marcada por la vergüenza y la pobreza. Que podamos ser personas sabias, de oídos atentos y corazones dispuestos a aprender, para que el Señor nos guíe siempre por sendas de justicia y paz.

Tú eres el Dios de mi salvación
El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo