Tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta

En la vida cristiana, mantenerse en el camino del Señor requiere esfuerzo, fidelidad y una constante comunión con Dios. A lo largo de la historia, hemos visto a muchos que comenzaron bien, con pasión y entrega, pero poco a poco se dejaron seducir por el mundo y sus riquezas, olvidando las promesas eternas que el Señor tiene reservadas para quienes le son fieles. Cuando el corazón se desvía, se pierde la dirección espiritual, y es entonces cuando el hombre comienza a caminar por sendas que lo apartan del propósito divino.

Muchos han sido los que se han desviado de la presencia de Dios, han abandonado al Señor para practicar el mal y enriquecerse en gran medida. Es por eso que a cada uno de aquellos que se han apartado del Señor, sobre ellos caerá juicio si no se vuelven a tiempo al Señor Dios de los ejércitos.

Porque el Señor es Dios sobre todas las cosas, y en Él hay vida, ya que pasamos de la muerte a la vida eterna. Pero si nosotros, como hijos de Dios y con la seguridad que tenemos, nos apartamos de Él, entonces el juicio del Señor vendrá, caerá y destruirá a todo aquel que se aleje de Su camino.

27 Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán;
Tú destruirás a todo aquel que de ti se aparta.

Salmos 73:27

El bien de Dios siempre estará con aquellos que guardan Su camino y no se apartan. Esta es nuestra esperanza y nuestro refugio. Apartarnos del Dios todopoderoso causará un gran mal en nuestras vidas. El juicio de Dios vendrá y alcanzará a todo aquel que se aleje del Señor.

Asaf, en su reflexión, nos muestra que la verdadera fortaleza del creyente no está en los bienes materiales ni en las circunstancias, sino en permanecer cerca de Dios. Cuando el alma se mantiene firme en el Señor, nada puede derribarla. Pero cuando se enfría la fe, el corazón comienza a inclinarse hacia los deseos mundanos y termina cayendo en el resbaladero del pecado. Por eso, es vital renovar diariamente nuestra comunión con el Creador.

Es evidente que Asaf sabía que estar lejos de la presencia del Señor era lo único que no podía hacer, ya que sus pies y su corazón lo llevarían al resbaladero. Él entendió que el secreto para mantenerse firme era tener siempre puesta su confianza en Dios, reconociendo que solo en Él hay seguridad eterna. Aquellos que permanecen bajo Su sombra no temerán, porque el Señor los sostiene con Su mano poderosa.

Como hijos de Dios, debemos prestar mucha atención a este llamado, ora al Señor si sientes que tu corazón se está alejando, para que Dios te dé fuerzas y te ayude. Dios te bendiga.

Recordemos finalmente que la vida sin Dios es vacío, pero la vida con Él está llena de propósito, paz y esperanza. No hay mejor decisión que permanecer firmes, sin desviarnos ni a derecha ni a izquierda, confiando plenamente en Aquel que promete estar con nosotros hasta el fin. Que cada día podamos decir como Asaf: “Mi bien es estar junto a Dios”. Esa es la verdadera victoria de todo creyente fiel.

El Señor no desampara a Sus santos
Bueno es Dios para con los limpios de corazón