Prohíben la palabra «Cristo» en app de mensajería china WeChat

China es uno de esos países donde ser cristiano es algo realmente complicado, pues, en este país se vive una persecución constante hacia el cristianismo.

Recientemente en China entró en vigor una nueva ley sobre el uso del internet que endurece la censura contra el contenido cristiano en las redes sociales, y es que en la popular app de mensajería instantánea china WeChat, ya no se puede usar la palabra «Cristo», por poner un ejemplo de las censuras de esta nueva ley.

La iglesia Early Covenant da testimonio de esto, pues, han comprbado que no pueden enviar la palabra Cristo en WeChat.

Usar la palabra «Cristo» es «violar las políticas de la aplicación», por lo que la iglesia Early Covenant puso una apelación y la respuesta fue desconcertante:

La palabra ‘Cristo’ que está tratando de publicar viola las normas de los Servicios de información de Internet, incluidas, entre otras, las siguientes categorías:

– Pornografía, juegos de azar y abuso de drogas;
– Comercialización excesiva;
– Incitación.

Es increíble cómo la palabra Cristo es puesta en la misma categoría que: «Pornografía, drogas, etc». Sin duda alguna esto es una muestra más que obvia de una persecución contra las cosas de Dios.

La persecución no es solo física, también virtual. ¿Qué opinas de este tema?. Déjanos un comentario.


Lo que ocurre en China no es algo nuevo en la historia del cristianismo. Desde los primeros siglos, los seguidores de Jesús enfrentaron enormes dificultades para expresar su fe. En el Imperio Romano, por ejemplo, muchos cristianos fueron llevados al coliseo o ejecutados por no negar a Cristo. Hoy, en pleno siglo XXI, vemos un fenómeno similar, aunque adaptado a la tecnología y a las nuevas formas de comunicación.

La censura digital se convierte en una herramienta poderosa para controlar la fe de las personas. Al prohibir el uso de palabras como “Cristo”, las autoridades intentan invisibilizar el mensaje cristiano en la esfera pública. Sin embargo, la fe no se apaga con leyes ni con censuras; la fe permanece viva en los corazones de quienes creen en Dios.

Es preocupante observar cómo una simple palabra, cargada de esperanza para millones de creyentes en todo el mundo, es considerada una amenaza. La realidad es que la fe en Cristo representa libertad, esperanza y verdad, valores que pueden incomodar a sistemas que desean un control absoluto sobre las ideas y las creencias de sus ciudadanos.

Además, esta persecución no se limita al internet. En China, miles de iglesias han sido cerradas, templos han sido demolidos y líderes cristianos han sido arrestados. La intención es clara: debilitar la fe del pueblo y sustituirla por un sistema que controle no solo la política y la economía, sino también el espíritu de las personas.

La Biblia nos recuerda que estas situaciones no deben sorprendernos. Jesús mismo dijo en Juan 15:20: «Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán». El rechazo al evangelio ha estado presente en todos los tiempos, pero también es cierto que, en medio de la adversidad, la iglesia de Cristo se fortalece.

A pesar de las restricciones, los cristianos en China continúan predicando, reuniéndose en casas de manera discreta y compartiendo la Palabra de Dios en silencio, pero con un impacto real. Esto nos enseña que la fe no depende de templos, ni de plataformas tecnológicas, sino de corazones dispuestos a seguir al Señor aún en medio de la dificultad.

Hoy más que nunca debemos orar por nuestros hermanos perseguidos en distintas partes del mundo. Su lucha es un recordatorio de que la libertad religiosa no es algo garantizado en todos los países, y que debemos valorar y defender el derecho de proclamar el nombre de Cristo con valentía.

La persecución en China también nos invita a reflexionar sobre nuestra propia fe. ¿Qué tanto valoramos el poder pronunciar el nombre de Cristo en nuestras conversaciones, en nuestras redes sociales y en nuestra vida cotidiana? Muchas veces damos por sentado la libertad de culto, mientras que en otras naciones hay quienes arriesgan su vida por un versículo bíblico o por mencionar la esperanza que hay en Jesús.

En conclusión, aunque la censura busque silenciar la fe, sabemos que la Palabra de Dios es viva y eficaz, y que no hay barrera humana que pueda detener el plan de Dios. Como creyentes, estamos llamados a mantenernos firmes, a interceder por quienes sufren persecución y a proclamar con más fuerza que nunca que Jesús es el Cristo, el Salvador del mundo.

Eres bienaventurado cuando eres vituperado por el nombre de Cristo
Autor de eterna salvación