Posiblemente no se esté predicando tanto sobre la venida de Cristo con la misma plenitud y actitud que se hacía hace 15 años. Estamos muy cómodos y a veces nos olvidamos de salir a ciertos lugares a proclamar el Santo Evangelio del Señor y predicar que el día grande del Señor se acerca. La Biblia dice:
1 Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos,
2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.
2 Tesalonicenses 2:1-2
Primero que todo, Pablo está enseñando aquí a la iglesia que no deben dejarse llevar por falsas doctrinas, que no permitan que las buenas costumbres que ellos habían adquirido sean desvanecidas por otras corrientes y enseñanzas que andaban por ahí.
¿Por qué Pablo les habla de esto? Él mismo lo dice al finalizar el verso 2: «en el sentido de que el día del Señor está cerca».
Oh amados hermanos, Cristo está cerca, el día glorioso del Señor se acerca, aunque no escuches o leas este mensaje con mucha frecuencia, lo cierto es que Cristo viene, ¿cuándo? Nadie lo sabe, pero lo que sí se sabe es que el día glorioso del Señor está cerca.
Estos versos nos enseñan que debemos saber en qué estamos, debemos fortalecer nuestras creencias y en medio de un mundo moderno no perder la fe en la Palabra de Dios, sabiendo que el día glorioso del Señor se acerca.
Reflexión final
El apóstol Pablo hace un llamado a permanecer firmes, porque en su tiempo ya existían enseñanzas falsas que inquietaban a los creyentes, y hoy no es diferente. Vivimos en un mundo donde muchos niegan el regreso de Cristo, o lo presentan de maneras distorsionadas, generando confusión. Pero la Palabra de Dios es clara: el Señor volverá, y todo ojo lo verá. Por eso, necesitamos mantenernos vigilantes, no dejarnos llevar por lo que este mundo ofrece ni por doctrinas que apartan el corazón de la verdad eterna.
El Señor no tarda Su promesa, como algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente, dando tiempo al arrepentimiento. Esto significa que cada día que pasa es una oportunidad para ponernos en orden con Dios, para revisar nuestra vida y asegurarnos de que vivimos conforme a la fe que hemos recibido. Pablo dice: “no os dejéis mover fácilmente”, y ese consejo es vital en una generación donde la información, las filosofías humanas y las distracciones intentan robarnos la esperanza bendita de la venida del Señor.
Predicar sobre la segunda venida de Cristo es un deber de la iglesia. No es un mensaje para infundir miedo, sino para despertar la conciencia, fortalecer la fe y preparar al pueblo de Dios. Jesús mismo dijo: “Velad, porque no sabéis el día ni la hora”. Velar implica estar atentos, orando, sirviendo, viviendo en santidad y recordando cada día que nuestra ciudadanía está en los cielos. Allí está nuestra verdadera esperanza, y de allí vendrá nuestro Señor.
Amado hermano, que este mensaje te recuerde la importancia de no acomodarte a este mundo, sino de mantener la lámpara encendida, como las vírgenes prudentes de la parábola, listas para cuando llegue el Esposo. Que tu vida refleje a Cristo en tus palabras, tus acciones y tus decisiones, porque un día sonará la trompeta, y los que estén preparados se reunirán con el Señor en las nubes para estar con Él por la eternidad.
Cristo viene pronto. Que al meditar en esta verdad puedas afirmar junto con la iglesia primitiva: “¡Maranatha! Ven, Señor Jesús”. Y que tu corazón viva cada día con la certeza de que el regreso del Rey está más cerca de lo que pensamos. Amén.