Tú oh Dios, que eres mi buen Pastor, en Ti confiaré todos los días, por eso vengo delante de Ti, que me ayudes cada día, para que Tu mano ayude cada persona que está pasando por procesos fuertes, aquellas personas que no tienen empleo.
Hago esta oración hacia Ti, la hago porque mi confianza está en Ti mi Dios, sé que no rechazarás mi oración, porque Tu palabra dice que Tú no rechazas un corazón abatido. Glorifico Tu santo nombre porque todos nuestros planes están en Tus manos poderosas. No hay nadie como Tú Señor, solo Tú haces posible lo imposible.
Te pido Señor que Tú estés aumentando la fe de las personas cada día, que ellos puedan depositar sus confianzas en Ti mi Dios, que todos sus planes sean puestos en Tus poderosas manos. Solo Tú Señor conoces el corazón de que cada uno de ellos, sabes cuando vendrán cosas malas o buenas a sus vidas.
Señor, por eso, a la vez que clamamos a Ti, también pedimos que nos ayudes a poner nuestro planes en Tus manos así como nos dice el siguiente versículo bíblico:
Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados.
Proverbios 16:3
Por esta razón Te damos gracias y Te pedimos que nos ayudes podamos poner en manos Tuyas los planes que nos hacemos cada día, porque solo Tú Señor sabes dirigir nuestras vidas.
Solo Tú Señor puedes afirmar nuestros pensamientos, eres Tú Señor quien conoce nuestros corazones, nuestras mentes, y cada paso que damos. Te damos gracias porque siempre estás presente para ayudarnos.
Palabras finales
Confiar nuestros planes a Dios no es simplemente una frase bonita, es un acto de fe que nos conduce a la paz y la seguridad que el mundo no puede ofrecer. Cuando entendemos que todo lo que hacemos debe ser puesto en las manos del Señor, reconocemos que somos dependientes de Él y que solo en Su voluntad hallaremos verdadera bendición.
La Biblia nos recuerda una y otra vez que el ser humano puede trazar caminos, pero es Dios quien tiene la última palabra. Al encomendarle cada decisión, cada proyecto y cada meta, estamos declarando que reconocemos Su soberanía y que confiamos en que Él sabe lo que realmente es mejor para nosotros. Esa actitud de rendición nos libra de cargas innecesarias y nos permite descansar en Sus promesas.
Además, esta práctica de fe es también un testimonio para quienes nos rodean. El mundo está lleno de incertidumbre, pero cuando alguien ve a un creyente caminar con firmeza y esperanza, confiado en que Dios está guiando sus pasos, eso se convierte en una poderosa enseñanza. Encomendar a Dios nuestras obras no solo afirma nuestros pensamientos, también fortalece nuestra vida espiritual y edifica a los demás.
Por lo tanto, querido lector, no dudes en entregar tus planes a Dios cada día. Aunque a veces no entiendas el rumbo que Él traza, confía en que Sus caminos son más altos que los tuyos. Al hacerlo, experimentarás la paz que sobrepasa todo entendimiento y verás cómo tus pensamientos y tus pasos son afirmados por Aquel que nunca falla.