Mujer, en tus manos Dios entrega la victoria

Dios te da la victoria

La confianza de una mujer siempre debe estar puesta en la poderosa manos del Señor, pues es Él quien tiene el control de todas las cosas, solo a Él debemos alabar.

En la Biblia podemos encontrar a varias mujeres que fueron honradas por su enorme valentía y por tener una gran fe ante la presencia del Señor. No dudemos de estos hechos, porque Dios no hace acepción de personas.

Una gran historia de dos mujeres victoriosas

En esta ocasión hablaremos de la historia de Débora, una mujer que gobernaba el pueblo de Israel en un tiempo muy difícil en que el pueblo fue entregado por Dios en manos de Jabín rey de Canaán, el cual oprimió al pueblo con crueldad durante veinte años, todo esto debido a que los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová.

Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con Barac a Cedes.

Jueces 4:9

Débora llamó a Barac y le dijo a él lo que tenía que hacer para vencer Sísara, capitán del ejército de Jabín. Barac le respondió que él iría si ella iba con él. Ella aceptó, pero le dijo que la victoria de ese día Dios la iba a entregar en manos de una mujer.

Así fue como emprendieron el viaje y llegaron al lugar de batalla y abatieron al ejército de Sísara con todo y sus carros. Sísara escapó y huyó a pie y encontró la muerte en la tienda de Jael mujer de Heber, donde ella lo hizo creer que lo iba a ayudar a esconderse y cuando él se sintió seguro entonces ella tomó una estaca de la tienda y le arrebató la vida.

Mujer, eres un instrumento de victoria

Y así fue como Dios usó a estos instrumentos, a Débora, profetisa y Jael, mujer de Heber, para terminar de abatir a Jabín rey de Canaán. Mujer, que este ejemplo sirva para que conozcas que por más duras que sean las circunstancias, tú eres un instrumento de poder y victoria, un canal de bendición que Dios usa para hacer cosas grandes. Que Dios te siga dando la victoria.

La enseñanza que nos deja este pasaje bíblico es muy clara: no importa cuál sea nuestra condición social, nuestro género o nuestras limitaciones humanas, lo que realmente importa es la disposición del corazón para obedecer al Señor. Dios escogió a Débora en un tiempo donde las mujeres eran poco consideradas en los asuntos de liderazgo, sin embargo, ella fue juez, profetisa y consejera del pueblo. Esto nos recuerda que el Señor utiliza a quien Él quiere, para mostrar que la gloria siempre le pertenece solo a Él.

Jael, por su parte, no tenía una posición de liderazgo ni era reconocida como jueza en Israel, sin embargo, en el momento oportuno fue valiente y firme para cumplir con lo que Dios había dispuesto. Este contraste nos muestra cómo Dios puede obrar tanto a través de quienes tienen un rol público como también en aquellos que parecen estar en un segundo plano. La victoria final provino de la acción decidida de esta mujer, y con ello se cumplió la palabra que el Señor había dado por medio de Débora.

Querida hermana, no subestimes nunca el papel que Dios te ha dado. Quizá pienses que lo que haces es pequeño o insignificante, pero en las manos de Dios lo pequeño se convierte en grande y lo débil en fuerte. Lo importante es que vivas con fe y convicción, creyendo que cada paso que das puede ser usado para cumplir los propósitos eternos de Dios.

Este relato también nos recuerda que las batallas no se ganan con fuerza humana, sino con la ayuda del Señor. El ejército de Sísara parecía invencible, contaba con carros de hierro y con un ejército numeroso, sin embargo, Israel obtuvo la victoria porque Dios peleó por ellos. De la misma manera, muchas veces enfrentamos problemas que parecen gigantescos e imposibles de superar, pero si confiamos en el Señor, Él nos da la victoria, aunque a nuestros ojos no haya salida.

Por eso, la invitación de hoy es a confiar plenamente en que Dios sigue levantando mujeres y hombres de fe, que en medio de la adversidad son capaces de marcar la diferencia. Tu vida puede ser instrumento de bendición para tu familia, para tu comunidad y para todos los que te rodean. La clave está en creerle a Dios, obedecerle y caminar con la seguridad de que Él nunca falla.

Reflexión final

Así como Débora y Jael fueron usadas para traer una gran victoria al pueblo de Israel, hoy el Señor también desea usarte a ti. Las luchas y pruebas que enfrentas no son para derrotarte, sino para que a través de ellas veas la mano poderosa de Dios obrando en tu vida. Aférrate a sus promesas, mantén tu fe firme y recuerda que la victoria ya está asegurada en Cristo Jesús. Que cada día vivas con la certeza de que, aunque la batalla sea dura, el final siempre será glorioso porque Dios pelea por ti.

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